Las Siete Voces [+21]

Capitulo 33

Hades.

Verla tan vulnerable es una imagen que no quiero ver nunca más en mi vida pero que por alguna razón se repite una y otra vez en mi mente.

No me gusta eso.

Atenea se quedó dormida en los brazos de Zeus mientras nosotros molíamos a golpes al estúpido que intento ultrajar su cuerpo e inocencia. Cuando nos sentimos más o menos satisfechos al ver el rostro irreconocible de la mierdilla nos acercamos a nuestra mujer, está se encontraba dormida en brazos de Zeus mientras esté acariciaba su pelo.

Thor: Llamaré a los chicos para que vengan a recoger a la basura.

Los chicos son mayormente los encargados de limpiar nuestras mierdas y hacer algunos encargos, son nuestro matones de vez en cuando, casi nunca necesitamos de sus servicios pero justo ahora solo quiero estar con mi mujer.

Thor: Llevemosla a casa.

Apolo: No sería sospechoso que las ratas nos vean llegar con ella en brazos.

Zeus: Iremos a nuestra casa, su casa.

Mamá y papá ahora sí van a matarnos.

Cargo a Atenea en mis brazos y todos salimos de la habitación cuando los chicos llegan, salimos con mis hermanos cubriendo nuestros cuerpos, más específicamente el de Atenea, yo les importo un carajo.

Salimos del bar y nos montamos en la camioneta mal estacionada, subo detrás con Atenea sobre mi regazo mientras la observó y Zeus maneja, el es más tranquilo que Ares quien va al copiloto pero no pondría la vida de nuestra mujer en peligro, ninguno.

Apolo: ¿Me la das un momento?

No me gusta la idea de separarme de su cuerpo pero esto es así, debemos ser igualitarios y no se aceptan celos entre nosotros. Un poco renuente se la paso pero no me separo del todo de ella, veo como Apolo la acurruca en su pecho mientras susurra palabras inaudibles para nosotros y yo me aferró a su mano con miedo a perderla, a que se desvanezca.

A que nos deje.

Veo su cuerpo frágil e inconsciente y solo deseo meterla en una cajita de cristal y nunca sacarla para que nada ni nadie le haga daño aún sabiendo de lo que es capaz.

Podría exterminar el mundo si así lo quisiese.

Luego de un rato con Atenea en brazos de Apolo Hermes le da una mirada como pidiendo permiso y cuando Apolo asiente esté la toma desesperadamente en sus brazos mientras oculta su cara en su cuello.

Zeus: Dejen de moverla como si fuera una muñeca, que no se les olvide que estamos en un auto en movimiento.

Ares: Podría hacerse daño, en casa podremos cuidarla mientras descansa en nuestros brazos.

Veo a Hermes tocando cada parte del rostro de Atenea y mirándola de una forma poco común en el. Sé que siente impotencia al no poder expresar con palabras lo que siente en este momento.

Yo sé que pronto volverá a hablar.

Llegamos a la mansión y Hermes sale con Atenea en brazos pero cuando abrimos la puerta de la mansión nuestros padres están en esta con una expresión que grita su desesperación y ansiedad.