Ares
7 meses después del parto.
Atenea: ¿Están seguros?
Tiene quince minutos preguntándonos si estamos seguros de poder cuidar a los niños mientras ella se toma un descanso, joder que somos ocho y los niños solo cuatro, jodidamente podremos con eso y más.
No es nada para nosotros.
Hades: Somos adultos y somos sus padres, podemos cuidarlos bien.
Benjamín: Ni que fuera tan difícil.
Atenea nos mira indecisa antes de darnos un beso en los labios y despedirse de los bebés que se encuentran en sus correspondientes cunas como unos angelitos.
Atenea: Iré con Lía a pasar un día de chicas, llevaré mi teléfono conmigo y estaré esperando sus llamados por si algo ocurre.
Zeus: No ocurrirá nada, cerecita.
Su seguridad parece tranquilizar un poco a nuestra mujer.
Atenea: Volveré antes de las siete.
Asentimos con la cabeza, no parece bien.
Ares: Ve y diviértete y no dejes que ningún hombre se te acerque.
La tomo de la cintura acercándola a mi pecho.
Atenea: No quiero niñeras ni personas externas cuidando a mis niños.
Nunca.
No sé por qué pero sentí que nos incluyó en el ranquin de niños.
Apolo: Pasaremos un excelente día de hombres.
Atenea se va de casa luego de darnos una última mirada para asegurarse de que estaremos bien y al vernos decididos y confiados.
Hades: Prepararemos sus biberones y tendremos una tarde de películas en la sala de cine.
Asentimos conformes con su idea, es simple, no saldremos de casa y todo transcurrirá con tranquilidad.
Hermes: Vamos a cambiar a los niños y ponerles algo más abrigado.
Tomamos a los niños en brazos y comenzamos a cambiarlo topandonos con que los muy bonitos bebés se hicieron caca en sus pañales ¿Cómo la caca de un bebé puede oler tan feo? Carajo que solo beben leche.
Leche, tetas... Mis tetas.
Ares: Hagamos un negocio, bebé. Ya lo hice con tus hermanos y ahora solo me faltas tú.
Mi hijo solo balbucea en mis brazos, puede que no haya negociado aún con sus hermanos pero pronto lo haré.
Ares: Cuando mamá te quiera dar leche le dirás qué no, bueno, no hablas todavía- mi hijo suelta balbuceos mientras intenta jalar mi nariz- el punto es que no tocaras mis tetas, ni tú ni tus hermanos ¿Entiendes?
Con su pequeño piecito me da en la cara, parece que no le gustó el trato.
Mocoso.
Thor: ¿Es enserio lo que estoy escuchando?
Escucho decir detrás de mí y cuando volteo veo a los chicos mirándome raro, hasta los niños me ven como si estuviera loco.
Ares: Solo estoy negociando, nada que ustedes no harían.
Sé que lo que digo es cierto aunque ellos nunca lo admitan.
Terminamos de cambiar a los niños y veo como Benjamín y Apolo llegan con cuatro biberones llenos de leche, leche que seguramente salió de mis tetas. Nos dirigimos con los niños a la sala de cine y ponemos una película educativa, dibujitos pendejos a los que nos tenemos que acostumbrar, de la nada los niños comienzan a llorar como si nos odiarán con sus pequeñas almas y no sabemos que jodida mierda hacer.
Bastián: Bebés, tranquilos ¿Quieren leche? ¿A mamá? ¿Comida?
Será pendejo.
Zeus: ¿Cambió la peli?
Parece joda pero los niños lo miran fijamente como si le ordenarán que lo hiciera, definitivamente salieron a su madre.
A todos en realidad.
Hermes cambia la película y por error pone una de terror que quita inmediatamente cuando ve a un enmascarado matar gente y llenarse de sangre, los niños cuando Hermes quita la película empiezan a llorar como si quisieran verla.
Sádicos.
Apolo: ¿Quieren verla, bebés?
Los niños abren y cierran sus pequeños puños energéticos y entendemos que es lo que quieren, ponemos la película y todo va bien, todo es tranquilidad mientras vemos a un enmascarado matar personas y los niños beben complacidos de sus biberones hasta que la película termina y como por arte de magia los niños comienzan a llorar a todo pulmón.
Bastián: Creo que están sucios.
Zeus: ¿Crees? ¿Ese olor a rosas recién cortadas no te dice nada?
Si, los niños parecen haber ingerido un demonio.
Jugando piedra papel o tijeras para ver quién los cambia llegamos a la sabia desición de que todos lo hacemos o Atenea se entera de que le mostramos una película de terror a los niño y nadie quiere eso, nadie quiere un mes sin sexo. Entramos a la habitación de los niños y los desvestimos para bañarlos, son las seis y mi gruñoncita dijo que llegaba antes de las siete así que debemos darnos prisa. Les quitamos los pañales haciendo una fila que llega hasta el baño, Hermes los quita y pasa Benjamín quien lo pasa al que sigue y así hasta llegar a mi que me encuentro más cerca del baño para tirar las bombas de tiempo.
Toda una travesía.
Una vez los niños se encuentran desnudos los llevamos a la bañera donde los metemos como todos unos hombrecitos y ellos muy juiciosos comienzan un desmadre de agua donde todos terminamos mojados y algunos tirados en el piso por haber resbalado con algún juguete.
Zeus: ¡Los niños!
Miramos en su dirección viendo cómo los niños intentan comerse un pato de juguete.
Apolo: Eso no se come, bebés.
Se los quita de las manos recibiendo lo que parece un ceño fruncido de parte de los niños.
Benjamín: Cuando sean adultos y nos presenten a sus novias me reiré de este momento.
Lo haremos.
Atenea: ¿Qué momento?
Giramos como la niña del exorcista al escuchar la voz de nuestra mujer a nuestras espaldas.
Ares: Los angelitos que son nuestros hijos y nuestro gran día de hombres.
Sacamos a los niños de la bañera envueltos en toallas y ellos al ver a su madre mueven sus bracitos en su dirección y balbucean cosas inentendibles robándose por completo la atención de la pelirroja.
Atenea: ¿Qué tal la pasaron mis hombrecitos?
Su voz sale aguda y añiñada mientras habla y hace caras para nuestros hijos que se comportan como verdaderos angelitos ahora que ella está aquí, que nos abandonan por su madre cuando tenemos un día completo con ellos malcriando los.
Hades: Excelente.
Zeus: Fue un día estupendo.
Thor: Nuestros hijos son unos ángeles.
Bastián: Fue realmente fácil lidiar con ellos.
Apolo: ¿Verdad, bebés?
Los niños sueltan pequeñas carcajadas cuando todas las miradas van en su dirección, traidores.
¿Quién dijo que ser padres era fácil?
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Las Siete Voces [+21]
Roman d'amourCuando empiezas a cuestionarte el motivo de tu existencia sabes que no todo va tan bien como aparenta, todo esto Atenea Smith lo sabe muy bien. Levantarse y saber exactamente lo que harás llega a tal punto de resultar asfixiante, todo esto hasta que...