Atenea
En todos mis jodidos años de existencia nunca me había imaginado en una situación así, bueno, en los que recuerdo.
Justo ahora estoy en un auto rodeada de testosterona.
Que bendición.
Por mi gran y bendecida boca estoy en una situación que podría catalogarse como la más caliente de mis veinte años de vida.
Me estoy besando con un chico al cual no conozco de nada pero siento que es todo lo contrario. Solo procesé que se lanzó a mis labios y sin poder evitarlo le correspondo.
El beso empieza lento, como si toda su vida hubiese anhelado este momento y no se porque pero se me sale un suspiro de ¿Alivio?
Siento como mete su lengua en mi boca y empezamos una batalla por quién lleva el control, cuando veo que está por ganar le muerdo el labio inferior y escucho el sonido más exquisito que he escuchado jamás.
Acaba de soltar un gruñido y sin poder evitarlo me mojo más de lo que estaba desde que los vi. Me desconcentro un poco cuando siento algo duro entre mis nalgas, joder, quien me tiene en brazos acaba de tener una erección.
Había olvidado que no estábamos solos.
Aún besando a no se como se llame empiezo a moverme por acto reflejo sobre la erección de sin nombre dos y siento como pone sus manos en mis caderas y aprieta fuerte, pero sin hacerme daño y ahora es mi turno de gemir.
Mierda ¿Qué estoy haciendo?
No puedo terminar de auto reprocharme que son desconocidos y que solo me quieren para que sea su nuevo juguete cuando siento que soy apartada de los labios de sin nombre uno y dirigida a otros labios, está vez con una mano en mi cuello.
¿Puedo correrme sin que siquiera me toquen?
Si, pero sería muy penoso.
Este beso es más brusco, demandante y con un toque de desespero pero extrañamente es igual de ¿Importante?
¿Me importa un beso con un, bueno, dos desconocidos?
Apolo: Si siguen así no podré controlarme.
Con esto dicho salgo de la burbuja en la que estaba y rompo el beso, no sin antes recibir una mordida que seguramente me desgarro un poco el labio.
Pero fue deliciosa.
Atenea: Emmm... yo... yo no...
Pareces estúpida.
Estoy jodidamente sonrojada a nivel Dios.
Zeus: No sabia que una persona podría llegar a un nivel de sonrojo tan alto.
Thor: Tranquila, respira, estás muy roja.
Hades: ¿Te dejamos sin palabras, pequeña?
Esa pregunta me saca totalmente de la burbuja en la que estaba volviendo a meterme.
Atenea: Sabes una cosa, niño, he tenido mejores besos pero no estuvieron tan mal pero si olvidables.
Te crecerá la nariz como a Pinocho.
Zeus: ¿Me estás diciendo que si meto mi mano bajo tú falda no habrá ningún rastro de humedad?
Si hace eso saldrá con la jodida mano empapada.
Atenea: No me tocarás, niñato.
Es un poco hipócrita de tu parte decir eso.
Zeus: ¿Quieres decir que no puedo tocarte pero sí besarte?
Touché.
Atenea: Quiere decir que no tropiezo con la misma piedra dls veces.
Me bajo del regazo del chico e intento irme.
Digo intento ya que me detienen.
Apolo: Que modales los nuestros, no nos presentamos.
Atenea: No me interesa.
Más mentiras.
Apolo: Lo hará — me dedica una mirada que promete mil cosas— El es Hades— el chico del pasillo— Hermes— el chico silencioso que me tenía en su regazo — Thor— uno de los que me besó — Zeus— el que me besó primero, el respondón— y tú favorito, Apolo— dice con una gran sonrisa.
Me parece descortés que ellos se presenten y yo no.
Atenea: Soy Atenea.
Hades: Lo sabemos.
Y no sé si fue su tono misterioso y ronco pero un estremecimiento me recorrió entera.
Los niños pijos están haciendo su tarea.
ESTÁS LEYENDO
Las Siete Voces [+21]
RomanceCuando empiezas a cuestionarte el motivo de tu existencia sabes que no todo va tan bien como aparenta, todo esto Atenea Smith lo sabe muy bien. Levantarse y saber exactamente lo que harás llega a tal punto de resultar asfixiante, todo esto hasta que...