Las Siete Voces [+21]

Capítulo 32

Atenea

Pienso, pienso y pienso y no le encuentro lógica a estar aquí, en una jodida cena con Tina y Robert para mejorar la relación familiar inexistente que tenemos.

Veo a Tina y Robert con mirada indiferente y aburrida cuando los veo hablar sobre qué debería de conocer algún chico en este nuevo comienzo.

Si supieran.

Tina: A tú edad yo tenía muchos pretendientes.

Atenea: ¿Y ahora?

Pregunto con desinterés pero en el fondo solo quiero un poco de drama.

Tina: Soy feliz con tu padre y él lo es conmigo.

Atenea: Si, ajá.

Robert: ¿No te parece que ya deberías tener algún novio? Digo, ya tienes veinte años y aún no te conocemos ningún novio ¿Algo que quieras decirnos?

Atenea: Soy lesbiana.

Y yo vidente.

Tina: ¿¡Qué!?

¿No notaron el sarcasmo?

Robert: Ya tenía mis sospechas, solo necesitas que un buen macho te quiete esas ideas absurdas. La mujer nació para estar, servir y darle descendencia al hombre- me mira enfurecido mientras Tina asiente con la cabeza- Estoy seguro que eso es tu amiguito el marica lavándote el cerebro, mira a Paula y tómala de ejemplo.

Atenea: La homosexualidad no es contagiosa, que se te antoje es otra cosa.

Veo como aprieta sus puños con enojo y cuando está apunto de decir algo Tina lo interrumpe.

Tina: Mi sobrina es un muy buen ejemplo, deberías ser más como ella.

Si se supiera las burlas que su adorada sobrina hace de ella cuando termina de coger con su esposo en su cama y bajo su techo no estuviese haciendo ciertos comentarios.

Atenea: Si, Paula tiene una muy estrecha relación con tú esposo, Tina.

Tina: Deberías guiarte.

Atenea: No me van los viejos.

El que entendió, entendió.

Salgo de esa farsa que se hacía llamar cena familiar y me dirijo a mi habitación.

Necesito unas copas.

*****

Estoy vestida con una falda de cuero y un body rojo con botas negras mientras mi cabello cae en una coleta alta sobre mi espalda, es bastante largo. Cuando salí de la cena con Tina y Robert me fui directo a mi habitación para cambiarme y salir de ese lugar que supuestamente es mi hogar.

Ese no es mi hogar, nunca lo fue.

Robert: Deja de decir estupideces.