Capítulo 48

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[Theresa en multimedia, Kate Winslet]

Darrell

Entrelazo los dedos tras la nuca y sonrío.

-¿Y esa sonrisa? -me pregunta Kate colocándose bien las gafas.

Suspiro y gira la cabeza hacia ella. Estoy tan contento que no tengo ganas de llamarla repipi, ni estirada, ni comecocos.

-Esta noche no he dormido nada -digo y vuelvo a suspirar-. Cómo lo echaba de menos.

-El insomnio no es algo bueno, Darrell. ¿Sueles tenerlo?

-No, hace tiempo que no lo tengo. -Sonrío. En serio, ¿de verdad piensa que es insomnio?-. Y a lo que tú llamas insomnio, yo lo llamo sexo.

Casi se le cae la libreta cuando da un bote sobre el colchón de su cama. Se le encienden las mejillas rápidamente y agacha la cabeza para disimular. Seguro que es la típica empollona mojigata. Tiene escrita la palabra ≪Virgen≫ en la frente. Estoy seguro de que si se borrase esa palabra de la frente dejaría de parecer tan estresada. Pero con esa ropa horrible que lleva dudo que nadie se atreva a acercarse a ella para darle una goma. Tal vez sea lesbiana.

-¿Eres lesbiana? -pregunto con curiosidad.

-¡¿Qué?! -Exclama dando otro bote-. No... yo... A mí me gustan los chicos -responde con la cara roja como un tomate.

Suelto una carcajada y niego con la cabeza. ¿Podría estar mejor? No. He pasado toda la noche haciendo el amor con Cassie y es como si me hubieran quitado un gran peso de encima. Estaba irreconocible, salvaje. Daría lo que fuera por verla tan desmelena más a menudo. Terminábamos y me seguía pidiendo más. Tal y cómo estaba yo y la racha de abstinencia que llevaba no me contuve ni un poco. Estar unos simples días alejado de ella es más duro de lo que parece, la necesito para vivir para respirar. Pero la gente no suele entenderlo.

-¿Has mantenido relaciones sexuales con Cassie? -pregunta escribiendo en su libreta.

-Ufff... Ya te digo. -Sonrío-. Si quieres te doy detalles.

Joder, me parto sólo de ver los saltitos que da.

-No... ¡No necesito detalles! -dice rápidamente.

-Vale, vale.

Ella levanta la mirada con la cara más roja todavía.

-Darrell, te dije que le dieras espacio -suspira-. Mantener relaciones no es dar espacio precisamente.

-A ver, a ver, a ver -digo con el ceño fruncido-. No fue idea mía, de hecho intenté oponerme, pero se me abalanzó y se quitó la camisa y después los pantalones y...

-¡Sin detalles! Si no sigues mis instrucciones, no conseguirás nada -dice apartándose el pelo de la cara.

Resoplo y pongo los ojos en blanco. Es un puto ratón de biblioteca.

-¿Y qué mierda has encontrado en internet? -pregunto mirándola de reojo.

-Te dije que no iba a buscar en internet -dice dejando su libreta a un lado, suspirando-. Quería preguntarte algo. ¿Te importaría que mi madre viniera y...?

-¡No! -exclamo-. Nada de madres, ¡¿entendido, joder?!

Ella asiente rápidamente y se disculpa. Vengo para que me cure del puto trauma que me creo mi madre y quiere traerme a la suya... Ésta como psicóloga no tiene precio.

-Lo siento, de verdad -dice de nuevo-. Bueno, podría venir mi tío. En fin, lo que quería preguntarte era si no te importaba que viniera alguien diplomado. Yo estoy en mi primer año de carrera y ten en cuenta que las enfermedades mentales...

-¡No estoy loco, hostias!

-No te estoy llamando loco. Lo que te estoy diciendo es que quiere que alguien venga y te psicoanalice.

Resoplo y asiento. Que venga quien tenga que venir, pero como me llamen loco...

Meto la llave en la cerradura y abro la puerta de mi habitación con cuidado para no despertar a Cass. Es una dormilona y después de la noche que hemos tenido no creo que esté despierta todavía. Cierra la puerta detrás de mí y frunzo en ceño nada más verla poniéndose los zapatos a toda prisa. ¿Por qué está tan nerviosa? ¿Adónde va? Ya no va a llegar a ninguna clase, no sé por qué se molesta en aligerarse si no llegará. Ella levanta la mirada y empalidece en cuanto me ve. Me acerco a ella y le levanto la barbilla para darle un beso en los labios, al cual no responde.

-Nena, ¿estás bien? -pregunto.

Asiente y baja la mirada.

-Sí... sí.

-¿Adónde vas?

-A mi habitación -murmura.

Frunzo el ceño y dejo las llaves de golpe sobre la cómoda.

-Darrell, siento si lo de anoche te hizo pensar que... En fin, habíamos vuelto.

-Lo de anoche y lo de esta mañana, querrás decir, ¿no? -le espeto.

¿Me utilizado para echar un polvo y seguir pasando de mí? Pero ¿qué cojones le pasa? No sabe lo que ha hecho, luego no querrá que haga locuras. ¡Hace lo mismo que ella, hace lo mismo que Theresa! Me ha utilizado y se va. Desgraciadamente, Theresa no pasa de mí y siempre está ahí. ≪Darrell, cómo me entere de que haces esto o de que ingresas de nuevo en este hospital, te juro que haré que te pases noches sin dormir, ¿entendido?≫ Su vos siempre seguirá en mi cabeza. De todas las enfermeras del hospital tenía que ser mi madre la que me atendiera.

-No vas a irte a ninguna parte -gruño cuando se levanta para buscar su móvil.

-Lo siento, de verdad. Pero...

-¡No puedes utilizarme, Cass! ¡¿No te das cuenta?!

Ella se conforma con rehuir mi mirada acusadora.

En dos grandes zancadas me presento ante la puerta cuando llaman.

-¡¿Qué coño...?! -Mi boca se cierra de forma automática cuando la sonrisa de Theresa se ensancha al verme.

-Hola, cariño -dice colocando una mano detrás de mi nuca para pegar sus labios a los míos.

Cierro los ojos y reprimo una mueca de asco en cuanto me suelta. Miro rápidamente hacia Cass, que está de espaldas a nosotros, buscando su móvil. Cuando giro la cabeza hacia mi madre ella no parece estar muy contenta de ver a otra chica en mi habitación a estas horas. Me agarra con fuerza del brazo, clavándome las uñas, y hace que me incline hacia adelante para que pueda pegar sus labios a mi oreja.

-La echas de aquí ahora mismo o la echo yo, tú verás -me susurra.

Asiento frenéticamente y llamo a Cassie, que da un respingo al ver a mi madre.

-Hola, señora Parker -saluda ella acercándose para estrecharle la mano.

Agarro su muñeca con fuerza para que no toque a Theresa y la bajo lentamente, bajo su mirada.

-Vete -murmuro.

≪No repliques, por favor.≫

-Lo siento, te juro que yo...

-¡Vete de una puta vez!

≪Si encuentro su móvil iré a llevárselo y me disculparé.≫ Ella me mira como si la hubiera apuñalado y sale corriendo mientras mi madre la sigue con la mirada, acompañada de una sonrisa triunfal. Entra en la habitación, haciendo que dé un paso hacia atrás automáticamente.

-Ahora vas a contarme qué es lo que ha pasado entre vosotros -dice sonriente sentándose al borde de mi cama y se quita la chaqueta que lleva puesta- y si me parece divertido, tal vez podamos recrearlo.


Siento este cap. tan corto, pero no tengo tiempo ni para dejar nota. Comentad y votad.

Ciao :*

Alicia Lowell

DARRELL © [D #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora