Capítulo 51

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Darrell

De: Anthony Harries

Fecha: 13 de noviembre de 2015 16:37

Para: Darrell Moore

Asunto: Trato hecho... CABRÓN

Tendrás la semiautomática, el silenciador y las balas mañana. Eres un cabrón, casi me pega una paliza mi proveedor cuando le exigí que me lo tuviera todo listo para mañana. Pero la pasta es la pasta. La próxima vez que me encargues algo en tan poco tiempo te partiré las piernas capullo. Llevaré tu hierba. Mañana a las 21:30 h donde dijiste. Si no traes los 2.050 $ te mataré.

Sonrío y me recuesto en la silla, soltando un suspiro. Tony tan tierno con sus amenazas. Me gustaría haberle podido ver la cara cuando le dijo lo del pedido a la bestia de su proveedor. Ni yo me enfrentaría a esa bestia parda. Debe pesar unos cien kilos y sólo tiene músculos. Me jode gastarme lo que me queda de mis ahorros en algo que tiene que ver con Theresa, pero no me importa, siempre y cuando consiga borrarla del mapa para siempre.

Miro el móvil y veo que no tengo ningún mensaje, ni llamadas perdidas. Por una parte me alivia, ella no ha querido ponerse en contacto conmigo... Ni Cassie. No he dormido nada aún y ya van 48 horas. Las muñecas y los tobillos me están matando, tengo las marcas tan señaladas que creo que van a quedarse ahí para siempre. Me levanto de la silla de golpe cuando creo haber oído la voz de mi madre. Pero gracias a Dios ha sido otra puta voz que no deja de parlotear en mi cabeza. Cojo las llaves de la habitación y camino hacia la puerta mientras me guardo el móvil en el bolsillo trasero del pantalón. Tengo que ver a Kate. Camino rápidamente hasta llegar a su habitación. Llamo a la puerta mirando hacia ambos lados del pasillo. ≪Que no vuelva hoy, que no vuelva hoy.≫

Kate abra la puerta, pero cuando a hablar la corto.

-Necesito terapia, en serio -digo nervioso-. ¿Es normal que oiga a todas horas la voz de mi madre? Mira.

Cuando le enseño las muñecas abre los ojos como platos, pero no le dejo hablar.

-No... Estoy mal, déjame pasar. Ayer estuvo conmigo y... y...

Me callo en cuanto veo que Cassie está detrás de Kate, junto al escritorio, mirándome con la boca entreabierta. Trago saliva con dificultad y miro a Kate.

-¿Puedes venir a mi habitación? -susurro.

En estos momentos no quiero estar con Cassie. No podría estar bien con ella después de lo de ayer. ¡Me utilizó, jamás pensé que ella lo haría! Eso me decepcionó.

-¿No puedes decirme aquí lo que pasó?

Cojo aire y niego con la cabeza.

-Las marcas me las hizo ella -susurro-. Kate, si no vienes, juro que...

-¡Shhh! Ni se te ocurra acabar esa frase como la última vez que no pudimos hablar, ¿de acuerdo? Vale, iré.

Ella se despide de Cassie, pero cuando me voy a ir tras los pasos de Kate a mi cuarto, me detiene. Cuando sus dedos rodean mi brazo, siento a Theresa. La sensación es tan real que mi brazo cobra vida propia y la empujo apartándola de mí.

-¡No me toques! -grito sin poder respirar.

-Ven ahora mismo -murmura Kate tirando de mi camiseta.

Me paso las manos por el pelo mientras camino hasta la habitación, intentando volver a llenar mis pulmones de oxígeno. ¿Le habré hecho daño? Ella sólo me ha mirado con los ojos muy abiertos. ≪Darrell.≫ Me tapo los oídos y me siento en el borde de la cama cuando llego a la habitación. Joder, no puedo dejar de oír su puta voz. Levanto la mirada hacia Kate y ésta me hace señas para que me destape los oídos. Tras unos segundos, centrado en respirar, hago los que me dice. Me tiembla todo el cuerpo.

-Ella no está aquí -dice con voz suave-. Respira hondo. ¿Desde cuándo escuchas su voz?

-Llevo toda la vida escuchándola -murmuro cerrando las manos en puños.

Ella asiento y observa mi habitación con el cejo fruncido.

-¿Qué ha pasado, Darrell?

Me levanto de golpe de la cama, evitando tener contacto alguno con cualquier cosa que haya tocado esa bruja. Lo he limpiado todo una y otra vez, pero sigue oliendo a ella. Todo sigue sucio.

-Darrell, mírame -me ordena-. Deja de frotarte las muñecas y concéntrate en mí.

Me miro la muñeca y me encuentro mis dedos cerrándose alrededor de ella con demasiada fuerza.

-Siéntate y concéntrate en respirar.

Ella se sienta en el borde de la cama y yo decido sentarme en la silla. Una vez más me dice que deje de apretarme las muñecas y clavo los dedos en mis rodillas.

-¿Qué pasó? -Me pregunta-. Cuando sientas que te ahogas, respira hondo y para hasta que te veas capaz de seguir. Pero deja de autolesionarte. ¿No te das cuenta de que lo haces?

Niego con la cabeza y vuelvo a separar las manos.

-¿Cuándo sueles hacerlo?

-Cuando me acuerdo de... de ella y... de lo que me hace -digo sintiendo todavía ese ardor que causa la ausencia de oxígeno en mis pulmones.

-Cuéntame lo que te hace.

Asiento y pego la espalda al respaldo de la silla, agarrándome a los bordes de ésta para no volver a juntar las manos. Cuando comienzo a cortarle todo lo que pasó ayer no me siento mejor, de hecho siento ganas de gritar. Kate me agarra las manos para que no me siga frotando las muñecas y en cuanto me toca, me quedo paralizado. ≪No la apartes, ella te ayuda≫, me digo a mí mismo. Me contengo todo lo que puedo, pero mi cuerpo comienza a temblar demasiado como para que no pueda notarlo. ¿Cuándo dejaré de sentirme tan sucio?

-No hagas eso, te estás recordando a ti mismo lo que pasó -murmura-. Ya no tienes las correas puestas. Mueves las piernas, puedes hacerlo.

Me miro las piernas tal y como me dice e intento separarlas de las patas de la silla. Cierro los ojos y muevo un pie, cogiendo todo el aire posible.

-No estás atado, ¿lo ves? -dice-. Ahora mírame. Eso es. Cuando vuelvas a escucharla respira hondo y ponte a hacer cosas para tener la mente ocupada.

-¿Sabes ya lo que tengo?

Asiente mirándome con tristeza.

-Un trauma muy grande -susurra-. He hablado con mi tío sobre las notas que tomé de ti y me ha dicho una posible enfermedad. No está seguro, tiene que hablar contigo. Pero dice que tienes todos los síntomas.

Le pregunto con impaciencia qué es esa mierda que tengo.

-TLP o Trastorno Límite de la Personalidad. No está seguro y no tiene por qué ser eso -dice para tranquilizarme-. ¿Crees que podrías contarle a él todo lo que me has contado? Mi tío Frank podrá ayudarte muchísimo más que yo. Iba a llamar a un amigo, pero creo que es mejor alguien de más confianza.

Tenso la mandíbula y me pienso durante unos segundos si debería contarte a un desconocido toda mi mierda. ¡A ese capullo no le interesa mi vida! ¡Sólo querrá mi dinero! ¡Seguro que es otro hijo de puta como Jack! ¡Seguro que se intenta aprovechar de mi situación!

-¡Darrell, para!

Miro a Kate rápidamente cuando su grito llena mis oídos. Bajo la vista hasta mis manos y suelto la navaja de golpe. Pero ¿qué coño...? ¿Desde cuándo llevo la navaja encima? Ella la recoge rápidamente del suelo y se la lleva consigo al otro extremo de la habitación.

-Llamaré a mi tío y le diré que venga lo antes posible -murmura con voz temblorosa-. No estás bien.

≪Pero ¿qué coño me pasa?≫ Pestañeo varias veces cuando empiezo a marearme. Cuando abro los ojos no me encuentro en el suelo, ni sentado en la silla. Estoy de pie frente a Kate, intentando quitarle la navaja. O, tal vez, estoy intentando clavársela. No estoy seguro.


Os compensaré lo de este horrible cap. Ahora tengo que irme, publicaré lo antes posible.

IMPORTANTE: ME HE INSCRITO EN LOS PREMIOS WATTYS 2015 CON ESTA HISTORIA Y ¿Se Puede Perdonar Todo? VOTADME!!! ;)))

Ciao!

A.L.

DARRELL © [D #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora