Capítulo 26

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Cassie

-Imposible -repite James, una vez más-. Imposible.

-No, no es imposible porque lo vi con mis propios ojos -replico.

Ted nos mira a ambos mientras se come su sándwich.

-Pues cómprate gafas, porque en todo el tiempo que conozco a Darrell jamás lo he visto asustado -dice-. Su personalidad no le permite sentir miedo por nada. Los más cerca que ha estado de sentir una emoción parecida fue cuando le gasté una broma diciéndole que le dejarías. -Baja la mirada-. Aquel día casi acabo en el hospital de la paliza que me dio.

Suspiro y me muerdo el labio. No tiene sentido. Darrell no le teme a nada y ahora, de repente, sale corriendo presa del pánico por una simple llamada.

-No lo veo desde anoche y cuando pasa cosas como ésta, cuando desaparece sin decirme nada, suele volver borracho y si lo hiciera... -Frunzo los labios y niego con la cabeza-. No quiero que siga haciendo estas cosas. Se pone muy agresivo cuando está borracho, no necesito destrozos en la habitación.

-Me temo que lo único que puedes hacer en estos casos es esperar a que vuelva y rezar porque venga sobrio -comenta Ted y le da otro bocado a su sándwich.

-Tal vez se haya ido a dar un paseo para despejarse -dice Anna, y todos nos quedamos mirándola.

-¿Toda la noche? -James enarca una ceja-. No sé lo que harás tú, pero yo no me paso toda la noche paseando -dice y sonríe-. Cuando quiera puedo enseñarte qué es lo que me gusta hacer por las noches.

Ted le da una patada a su amigo, bajo la mesa, y lo mira de forma iracunda. Anna se sonroja y baja la mirada, intentado ocultar la sonrisa que sus labios dibujan.

-Yo por las noches soy más de capar salidos -comenta Ted.

-Oye, Anna, ¿te ha contado tu primo el día tan emocionante que tuvo ayer? -James sonríe.

Ted se tensa cuando Anna niega con la cabeza y le echa una mirada de advertencia a James, que no se molesta en disimular sus carcajadas.

-¿Qué pasó ayer? -pregunta Anna.

-Nada -gruñe Ted-. ¿Has probado a llamarlo? -me pregunta.

-Se me ha roto el móvil -digo-. Hoy no he ido a clase y me he quedado en la habitación por si llegaba, pero nada.

Estoy desesperada, no sé qué hacer. James saca su móvil y marca el número de su amigo. Anoche, tras hablar con Kate, volví a la habitación y me he pasado gran parte de la noche en vela, esperándole. Lleva dieciséis horas sin dar señales de vida. Sólo espero que esté bien y que no lo hayan detenido. ≪Hacer de niñera de un chico de veinte años con problemas de temperamento es realmente agotador.≫

Un terrible hedor inunda mis fosas nasales y miro por encima del hombro la fuente de donde procede tan desagradable olor. Darrell está en la puerta del comedor, luchando por mantener el equilibrio, mirándome fijamente con una expresión ininteligible. Me levanto rápidamente y corro hasta él para rodearle con mis brazos. Con lo preocupada que me ha tenido no creo que sea el momento más adecuado para echarle la bronca.

-¿Dónde has estado? -pregunto mirándole a los ojos. Apesta a alcohol.

-No quieras saberlo -responde arrastrando las palabras.

-¿Por qué saliste corriendo?-inquiero-. Darrell, no me ocultes cosas.

Niega con la cabeza y se revuelve el pelo. Tiene los ojos rojos y vidriosos.

DARRELL © [D #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora