– Merlina...deten- – Llevó su mano hasta su boca para disminuir el ruido de sus gemidos, empezó a considerar que la cocina era un lugar peligroso, pues la Alfa volvía a atacarla en el mismo lugar – ¿Que mierda te pasa?.
Estaba de espalda a la azabache, quien presionó su cuerpo con fuerza, con ambas manos apoyadas a los lados de su cuerpo en la isla de la cocina mientras repartía besos en el cuello de la Omega, sobre sus glándulas.
El cuerpo de Enid, de manera obediente, comenzó a lubricarse para su Alfa, se estremecía con cada pequeño roce, el aliento de la más alta ponía sus nervios de punta al chocar con su piel, sentía su erección descansar entre sus glúteos y frotarse lentamente, de manera descarada, estaba por quejarse nuevamente pero los dedos de la morena irrumpieron en su boca, levantando un poco su rostro para acercarla hasta sus labios, pasó su lengua sobre los belfos de la rubia y está arqueó su espalda en respuesta, Merlina forzó el beso, explorando con su lengua cada parte de su boca.
–...Omega.. – Se le escapó en un gruñido, llevando las piernas de Enid a flaquear y resbalar, apoyando su pecho contra la mesa.
Se sentía mareada, todo el aroma de Merlina estaba en la cocina, concentrado, el deseo en este la asfixiaba, colorando sus mejillas mientras sentía las manos de la morena sujetar su cintura con fuerza, Merlina seguía detrás de ella, mirándola desde arriba, levantó su vestido y aunque quiso detenerla no tenía fuerzas para hacerlo, la Alfa acarició con sus dedos su sexo, sus bragas estaban húmedas y escurriendo por el interior de sus muslos, deseosa de un consuelo, el movimiento de sus dedos pronto se volvería una tortura al no ser suficiente.
Al no ser lo que quería.
Cubrió su boca en un intento de no pedir, de no suplicar por ello, apoyó su frente contra la mesa, cerrando sus ojos con fuerza para resistirse a rogar por eso que tanto quería.
– Enid...No voy a meterlo si no lo pides – Tanteó sobre la tela la entrada de la rubia, repetidas veces, llevándola a gemir más fuerte.
La Omega negó con su cabeza, apoyando sus brazos sobre la mesa.
La Alfa retiró las bragas a un lado, y pasó sus dedos directamente, consiguiendo un jadeo de la más baja. Merlina notó algo, que rápidamente la hizo cambiar su ceño.
– ¿Te masturbaste? – Preguntó, metiendo sus dedos dentro de la Omega y sacándolos lentamente, un gruñido hizo temblar a la Omega que sintió como su cuello era tomado repentinamente por la Alfa y levantada nuevamente de la mesa, su espalda sintió el pecho de la morena y llevó ambas manos hasta aquella que la tenía sometida, saliva pegajosa salía de uno de los lados de su comisura labial y sus ojos estaban entrecerrados, con sus mejillas rojas como el infierno, mientras los dedos de su Alfa devastaban su interior es un arranque de ira – No estoy pintada, Enid – Su lengua acarició el lóbulo de su oreja, su mente estaba en blanco ante el placer que la mano de la pelinegra le brindaba, pero estaba concentrada en cada palabra que pronunciaban sus labios – Soy tu Alfa, ábreme las piernas y te haré venir las veces que quieras.
Enid presionó con fuerza sus piernas, dejándose ir en la mano de la azabache, su gemido de liberación fué silenciado en los labios de la más alta, mientras su cuerpo se contraía una y otra vez.
¿Cómo terminó todo de ese modo?
La bruma mental que tenía solo la llevaba a pensar en la morena, en complacerla y dejarse complacer, ese deseo irresistible de estar bajo su cuerpo, en control, sometida, como una buena Omega, recibir sus mimos y caricias y su semilla dentro de ella, todo estaba causando que su mente en negación se derrumbe ante ella para aceptar lo que tanto añoraba.
La azabache retiró sus dedos, Enid cayó de rodillas al suelo, con su rostro frente a la entrepierna de la Alfa, Merlina acarició sus labios con su pulgar, y luego forzó los mismos dedos llenos con el jugo de la Omega dentro de su boca, para que se saboreara a si misma.
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Al Filo De Dos Cuchillos 🖤 Wenclair
FanfictionLas mellizas Addams, Merlina y Goody, son Alfas que tienen una reputación bien formada en el instituto Nevermore, decir que las personas las desean es quedarse corto, pero estas dominantes no están interesadas en la bola de hormonales que los codici...