Capitulo 49

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×Enid×

Han pasado dos semanas desde que Eleonor mencionó algo acerca de la reina de las brujas.

Luego de ello se fué, y bueno...

Me removí en una cama vacía, estirandome y buscando algo, o mejor dicho a alguien, que no está aquí, intento abrir mis ojos con pereza y los suaves rayos de sol mañanero que entran por mi ventana me hacen cerrarlos nuevamente.

No quiero levantarme, en realidad no quiero hacer nada, llevo mi mano hasta mi vientre y lo acaricio suavemente, mi lobo deja salir un llanto quejumbroso en un intento de consolarse por la soledad, y yo lo sigo por instinto.

– ¿Enid? – Me doy la vuelta con dirección hacia la puerta de mi habitación, abro mis ojos lentamente para encontrarme con su silueta acercarse hasta mi cama, sentarse a mi lado y su mano acarició mi mejilla, cosa que me hizo detener mis infantiles lloriqueos por atención – ¿Que ocurre?.

– ¿Dónde estabas? – Le pregunté, casi en un chillido, esto de estar nuevamente embarazada me hace sentir muy insegura y vulnerable, quizás es porque a diferencia de la última vez, ella está aquí – No estabas en la cama cuando desperté.

Le reproché, pues era su deber y responsabilidad estar conmigo las 24 horas del día sin importar qué.

– Bajé para preparar el desayuno de Fer, y de paso algo para que comieras – Sus roces con mi piel me hacen ronronear, y sin poder evitarlo tiré de ella hacia mi, para que se acostara a mi lado.

Apenas estuvo en la cama me envolví a su lado, frotándome en su pecho mientras aspiro su aroma.

El aroma de mi Alfa.

Ella acaricia mi espalda, cosa que me hace feliz, mientras corresponde tímidamente a mi abrazo, su aroma a chocolate está mezclado con el olor del café, es agradable, cosa que abre mi apetito, levantando un poco mi rostro hasta tocar nuestras narices.

Está nerviosa, aunque no lo aparente, su aroma me lo dice todo, mi marca en ella me ayuda a saber muchas cosas de las que antes no tenía ni idea, así que dejo un rápido beso en sus labios, y cuando percibo la vergüenza crecer en ella, no puedo evitar besarla más.

Me aferré a su camisa, atrayendola más y profundizando el beso, en cuanto percibo su mano detrás de mi espalda dejo escapar un gemido, para hacerle saber que me gusta, que no quiero que se detenga, pero lo hizo, se alejó dejándome con ganas de probar más.

– Debes levantarte – Murmura, besando mi frente para luego hacer el intento de salir de la cama, más no se lo permito – Enid...

Me habla con un tono suave, casi suplicante, pero realmente no tengo ganas de complacerla, parece notar mis ánimos y viene hacia mi, su mano escurridiza se mete debajo de mi camisa para sujetar mi vientre, dándome un escalofrío mientras se acerca a besarme, fué un beso corto, pero cargado con una extraña dosis de cariño impropio de ella, lo que me hace esperar más.

– Tengo que alimentarlos a los dos así que te haré venir quieras o no – Susurró sobre mis labios, haciéndome sentir una niña por la orden y la forma en que me toca.

Al final, tuve que bajar a desayunar, con su aroma por toda la casa, me siento extrañamente tranquila, sé que solo son dos semanas de gestación, y que estoy siendo una llorica por pedir que haga todo a mi lado, que me diga en qué parte de la casa está o que hace cuando no está conmigo, pero ella tiene mucho de lo que arrepentirse, y mi lobo está sacando su mejor lado infantil para ella, suplicando atención como un niño que hace travesuras.

Al Filo De Dos Cuchillos 🖤 Wenclair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora