Capitulo 38

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Cuando Merlina se ausentó de la vida de la Omega y el pequeño cachorro recién nacido, los amigos de ambas estuvieron muy atentos a Enid, para cuidarla en lo que necesitara.

Los padres de la Alfa también visitaban con frecuencia la mansión, para asegurarse de que todo iba bien, y a escondidas hablarle al pequeño de Merlina, claro que nunca mencionaron como lucía o su forma de comportarse, solo le decían que era alguien impresionante que se preocupaba por su Mamá.

Una de las personas que fué más atenta en cuanto a las necesidades de la rubia, fué Ajax, quien visitaba frecuentemente cada final de mes.

El jóven Gorgona intentaba llevarse bien con el pequeño Fer, pues para nadie era un secreto que al chico le gustaba Enid, todos lo sabían desde antes, cuando estudiaron en Nevermore.

Era buen chico, agradable y atento, también era tierno y protector, pero no era lo que buscaba Enid, y jamás lo sería, aunque él no entendía eso.

— ¿Te ocurre algo? Te ví salir apresurada — Preguntó a Enid, acercándose lo suficiente para llevar aquel mechón de cabello en su rostro hasta detrás de su oreja, en un gesto amable.

— Estoy bien Ajax, solo necesitaba un momento a solas para pensar — Creyó haber dejado muy claro en que se fuera, pero él solo se posicionó a su lado y miró en la misma dirección que ella, suspiró al notar que no podría quitárselo de encima tan fácilmente, por lo que se rindió — No sabía que habías venido.

— Recién llegaba cuando te escuché gruñir y vine para saber cómo estabas, ¿Ocurrió algo?

“¿A parte de que a mí lobo le dió un ataque de rabia? Pues no”.

Aquel pensamiento no le agradaba del todo, saber que cualquier cosa relacionada a Merlina activaría sus instintos la tenía muy insegura, no podía predecir en qué momento cometería una idiotez.

— ¿Terminaste con tu novia? — Preguntó al chico, quien se encogió de hombros y desvío su mirada lejos.

— No era lo que pensaba que sería, fué muy controladora — Se removió un poco, acercándose a Enid.

El aroma de su perfume era espeso, una fragancia embriagadora que la mareaba, rascó su nariz y la incomodidad aumentó.

Un año atrás, Enid había cometido el error de aceptar tomar una copa con Ajax un día en que el chico estuvo de visita, se quedó hasta tarde en la noche así que no podía regresar, Ferlan dormía tranquilamente en su habitación y para compensar la incomodidad y pocas palabras que tenían entre ellos, él ofreció beber un poco.

Si están pensando que Ajax hizo el primer movimiento déjenme decirles que están equivocados, porque en medio del calor de la bebida y la confusión de sus sentidos Enid se dejó llevar más de lo que debía y terminó por besarle.

Desde que dió a luz al pequeño Fer, Enid no volvió a sufrir de celos, ni calores, ni fiebres, todo rastro de deseo sexual se había desvanecido en quien sabe dónde, pues la Omega no estaba atada a tener que pasar por ello cada mes.

Pero esa noche el alcohol se le subió a la cabeza.

Fue un beso lento, que rápidamente subió de escala hasta terminar con ella pidiendo toques entre gemidos.

Todo hubiera avanzado catastróficamente de no ser porque a nuestra Omega se le escapó el nombre de la azabache en medio de su fantasía.

Ajáx la detuvo, se levantó, y dijo que llamaría a alguien para que lo recogiera, por muy tarde que fuera.

La resaca y el malestar general de Enid a la mañana siguiente no eran las únicas cosas de las que se arrepentía profundamente.

Después de eso, parecía que el chico estaba muy avergonzado con ella, pero no dejó de visitarla, talvez sentía que tenía una oportunidad. 

Al Filo De Dos Cuchillos 🖤 Wenclair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora