Extra: Celos de una rubia.

1.2K 162 22
                                    


La vida que llevaba junto a Merlina era agradable, aunque era muy torpe emocionalmente, Merlina podía ser amorosa con sus cachorros y compartir con ellos sin problema alguno, cosa que hacía feliz a Enid, claro que era bueno saber que la Madre de tus hijos estaba para ellos.

¿Pero tú esposa estaba para ti?

Era algo que no tenía muy claro desde que nació Lirio.

Dentro de poco sería su cumpleaños número 5, y Enid se estaba preguntando cuando dejaría la Alfa de ser tan apegada a su cachorra, pasaba tiempo con Fer, de eso no había duda, pero era indiscutible su preferencia por Lirio.

Y ella ni siquiera estaba en discusión, fué completamente apartada.

Cómo cosa que solo pasaba una vez al mes, los abuelos Addams vinieron para llevarse por unos días a los niños, Merlina planeaba ir, claro que lo haría, pero Enid sabía la excusa perfecta para que ella decidiera quedarse en casa esta vez.

– ¿Te sientes muy mal? – Preguntó la morena preocupada, tocando la frente de Enid con su palma para saber si estaba caliente – ¿Quieres que te prepare algo?

Enid negó con su cabeza lentamente, acostándose en la cama.

Si debía implementar estas medidas para pasar tiempo con Merlina, entonces recurriría a tácticas terroristas y solapadas.

– Estaré bien si descanso un momento – Dijo, fingiendo con elegancia un malestar ficticio que engañó por completo a la Alfa.

Merlina parecía pensativa, mirando detenidamente a Enid antes de suspirar derrotada.

– Le diré a mis padres que no podré acompañarlos, me quedaré contigo – Sonrió levemente mientras acariciaba la mejilla de la rubia, quien le devolvió la sonrisa – Intenta descansar, te prepararé algo para que te sientas mejor.

Tras dejar un beso en su frente, la morena se marchó de la habitación, y apenas escuchó la puerta ser cerrada, Enid no pudo evitar festejar, ahogando un grito mientras se movía enérgica sobre la cama.

La fase uno estaba completa, ahora iría por la fase dos.

Luego de comer lentamente un caldo de res que su Alfa le preparó, Enid descansó un poco más, mientras más vulnerable se viera, mejor.

Apagó el aire acondicionado con la excusa de que tenía demasiado frío, y el clima veraniego era perfecto para completar la fase dos.

– Estás muy sudada, ¿Te ayudo a darte un baño? – La mirada de Merlina era sorprendente, había miedo en ella, nervios palpables, pero aunque se sentía mal de verla así, había llegado demasiado lejos como para arrepentirse, confirmando con su cabeza lentamente.

– Pero...no puedo ir al baño, ¿Podrías limpiar el sudor aquí? – Preguntó, con una voz débil y suplicante, cosa que movilizó a Merlina automáticamente, quién fué por todo lo que necesitaba para Enid.

Fase dos completada, ahora solo debía cumplir la fase tres, y estaría listo.

Merlina regresó a la habitación, tenía con ella una charola de madera con agua tibia, y una toalla pequeña.

– Bien, ¿podrías sentarte? – Preguntó, y Enid no dudó en sentarse sobre la cama, moviéndose con torpeza intencionalmente – Déjame ayudarte.

Ese agarre en su espalda, la presión que ejercía, brindando seguridad, eran irresistibles, y aunque moría por adelantar todo el proceso, se estaba exigiendo a sí misma ser paciente, su recompensa llegaría si seguía el plan.

Una vez sentada la mano de la azabache recorrió suavemente desde su espalda hasta posicionarse en su pecho, a nivel de sus clavículas.

– ¿Puedes quitarlo? – Preguntó, consiguiente de esa manera plantar un sonrojo notable en las mejillas de la Omega, quien llevó su mano hasta el pequeño listón de su pijama para deshacer el nudo, Deslizando la tela por su cuerpo, dejando descubierto su pecho, con su piel húmeda y caliente.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 23 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Al Filo De Dos Cuchillos 🖤 Wenclair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora