Capitulo 13

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Al abrir sus ojos, un gesto de dolor adornó su cara, llevando una mano hasta aquellas vendas en sus costillas, acariciando levemente. Era el primer día de aquella extraña locura en la que se había involucrado, el brillo del sol se colaba por las persianas, iluminando el interior del remolque, pasó una mano por su rostro, sintiendo una fina capa de sudor en su frente, era desagradable, pero el aire acondicionado era más fuerte dentro de la habitación, lugar donde la intrusa a su cueva de lobo dormía.

Respiró profundamente, liberando la presión en su pecho, para luego levantarse un poco, quedando sentada en la orilla del sofá.

Era solo el primer día, y ya quería echar a Enid a las patadas de su remolque. Se dirigió al baño que quedaba en la habitación sin hacer mucho ruido, llevó un cambio de ropa sencillo, pues hoy no planeaba ir a Nevermore, y abrió la ducha con agua fría, justo lo que necesitaba para refrescar su cuerpo, tomando la toalla para secarse y cambiarse por ropa limpia, al salir del baño Enid estaba sentada en la orilla de la cama, mirando hacia ella.

— ¿Que ocurre? — Preguntó, trenzando su cabello ligeramente mojado, su flequillo hacia atrás dejaba ver su rostro completamente, su mirada intensa posada en la Omega que se removió en su cama.

— ¿Que ocurrirá si Goody nota que no estoy?

Merlina retiró la toalla de su cuello, secando su rostro nuevamente.

— Weems creó una fachada, estás de descanso en casa de tus padres porque tu celo se complicó — Enid estaba a punto de interrumpir, pero la azabache continuó — si preguntas “¿Pero eso no haría más necesaria la presencia de mi Alfa?” pues si, es lo preferible, Pero conozco a Goody, no tendría el valor de presentarse como tú Alfa a tus padres, al menos no por el momento.

Retomó su camino hasta la cocina, abriendo la pequeña nevera para preparar el desayuno.

La mañana transcurrió de esa forma, tranquila, a las 9 en punto de la mañana, Merlina comenzó a bostezar, recostando su cuerpo en el sofá, colocando el libro que leía en su rostro para disminuir la luz.

Enid la miraba detenidamente, la verdad no durmió toda la noche, los nervios presentes en su piel, se sentía un animal enjaulado con una bestia, a pesar de que Merlina durmió toda la noche, sin siquiera prestarle atención a su presencia.

Aún así, sabiendo que descansó, se preguntaba porque siempre dormía de día, se colocó de pie, saliendo de las sábanas, en su ropa casual, un pantalón de tela suave y una camiseta de colores rosa con azul, se acercó silenciosamente hasta la Alfa, y se agachó frente a ella, apoyó ambos codos en sus rodillas, descansando su mentón en sus manos.

Observaba la respiración suave y detenida de la azabache, minuciosamente, sus ojos recorriendola, se detuvieron en su abdomen, se preguntaba a si misma como se habría hecho aquella cicatriz, parecía grande...

...y mortal.

Miro nuevamente hacia el rostro de la Alfa, asegurándose de que continuaba dormida, para luego acercar lentamente su mano hasta el abdomen de Merlina, suavemente, intento levantar su camisa para mirar la cicatriz más de cerca, pero apenas levantó un poco la prenda, la mano de la Alfa tomó la suya rápidamente, asustandola y cayendo sentada hacia atrás, Merlina se incorporó rápidamente sentándose en el sofá, y mirando a la Omega, que solo supo susurrar un tímido “Lo siento” antes de agachar la cabeza.

— ¿Que creer que haces? — Preguntó, de alguna forma no parecía enojada, era más como, ¿Tristeza?.

— Yo solo....quería saber si tus heridas estaban sanando bien — Ideó una excusa decente, intentando no parecer asustada, con rasgos de inocencia.

Al Filo De Dos Cuchillos 🖤 Wenclair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora