CAPÍTULO 7 (BHIELL)

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Bhiell

Escucho sonar el timbre avisando el fin de mi última clase de hoy, así que recojo mis cosas y salgo a paso rápido hacia el aparcamiento. Necesito localizar a Tory lo antes posible.

Al llegar a mi destino la veo junto a mi moto y su coche, al parecer está esperándome.

-Hola- Dice nada más llego a donde está.

-Hola, enana- respondo su saludo y evito un poco su mirada- No voy a poder quedar hoy contigo, lo siento mucho. Mi papá me ha llamado, ya que hubo un problema en casa, y no puedo dejar de ir. Es importante- Su cara de decepción e incredulidad no me gusta para nada, pero realmente no está en mis manos.

-No podemos dejar de quedar hoy Bhiell, mañana se entrega el proyecto y aún falta que hagas tu parte conmigo. Ya mis diseños están, también los modelos, solo falta tu arte y algunas tonterías más, no me puedes dejar colgada hoy. Dijiste que esta vez no sería lo mismo, y no puedo permitirme un cero en mi expediente- puedo notar el cabreo en su voz y rostro

Resoplo frustrado, y llevo una de mis manos a mi pelo revolviéndolo un poco. Como si eso pudiese liberar el estrés que siento ahora.

-Lo sé, Tory, pero realmente no puedo hacer nada ahora mismo- Su mirada se pierde en algún punto y sé que los engranajes de su cabeza empiezan a funcionar en busca de una solución.

Cuando sus ojos se abren y me miran, sé por alguna razón, incluso antes de que hable, lo que me va a decir.

- ¿Y si quedamos en tu casa? ¿No sería posible? - Mi casa. No, no quiero que nadie vaya a mi casa.

-No puede ser- Contesto sin más.

-¿Y por qué no? - Enana preguntona.

Me encojo de hombros.

-Porque no- Frunce el ceño y se cruza de brazos.

-Esa no es una respuesta clara, dime una buena razón, una de verdad- Vuelvo a resoplar y mi pie izquierdo comienza a moverse con desesperación e inquietud.

No quiero que vaya a mi casa. ¿Qué pensará de mí entonces? Aunque de mí puede pensar lo que quiera. Pero, ¿qué pensará de él? No quiero que lo mire con malos ojos, que haga preguntas o que se meta en mi vida. Prometí que nunca dejaría que nadie tuviera el poder de lastimarnos nunca más. Aunque más que el qué podría hacer o decir, lo que me da miedo es el quién podría hacer o decir ciertas cosas que terminarían por hacerme daño, y es ella. Me da miedo ver la decepción pintada en su cara cuando vea en lo que se basa mi vida, cuando se dé cuenta de mi realidad. Me da miedo que se aleje. Y sé que es estúpido, porque, ¿quién es ella?, no es nadie, solo una chica a la que por alguna razón no puedo dejar de molestar y de querer tener cera, pero eso es una tontería. No me gusta, no me pasa nada con ella, y el dejarla entrar a esta parte de mi vida podría ser lo mejor o lo peor que me pase. No sé si estoy preparado para que sea ya, tan pronto, lo peor.

-Bhiell- Me llama y salgo de mi bucle- Está bien, no tienes que darme ninguna razón, supongo que después de todo no son cosas que me importen, ¿no? Así que me voy a ir y terminaré el proyecto yo sola, y no te preocupes, mañana le diré a la profesora que lo hicimos ambos.

Se da media vuelta, pero antes de montar en su carro se gira hacia mí, y sus palabras son las que me llevan a tomar una decisión.

Espero no arrepentirme después.

***
Estoy esperando recostado en mi moto a Tory, frente a una casa de un bonito y sencillo color gris claro, de dos plantas, con jardín delantero cuidado y con algún que otro rosal en él. Me pasó su dirección por WhatsApp, pero me aclaró cuál era su casa para no confundirla con la de al lado que es bastante parecida.
Después de escucharla decir que si necesitaba su ayuda o pasaba algo malo podía contar con ella, a pasar de comportarme como un imbécil con ella muy de vez en cuando, le dije que pasaría a recogerla para ir a mi casa. Ella tenía que recoger algunas cosas del proyecto, así que fue a su casa y yo a la mía. Quedamos en que una hora después yo la vendría a buscar e iríamos a la mía.

Veo a una sencilla Tory salir de su casa, mientras se despide de alguien dentro antes de cerrar la puerta.

Va en chándal beige claro, y top de tirantes, blanco. Y unas simples chanclas. No lleva ni una gota de maquillaje y para qué negarlo, es aún más hermosa sin él. Aunque por alguna razón lo que más llama mi atención de ella es la infinidad de lunares que adornan sus delgados brazos y su pecho, lo que se ve de él al menos. Son tantos. Mi vista se pierde en ellos durante unos segundos como si quisiera contarlos, hasta que ella chasquea los dedos frente a mi cara, sacándome de la ensoñación.

- ¿Nos vamos ya o seguirás recorriendo mi cuerpo con tu mirada? - Sonrío de medio lado y con un gesto la invito a montar en la moto

Me pongo el casco y la ayudo a abrochar el suyo antes de montarme en mi moto. Ella sube sujetándose de mis hombros ejerciendo un poco de fuerza.

En su espalda lleva una mochila donde supongo tendrá las cosas que necesitará para solucionar cualquier problema que pueda surgir con los diseños, mismos que supongo también lleve en esta.

No se sostiene de mí así que la miro sobre el hombro

-Agárrate fuerte enana, no vaya a ser que te caigas y mueras por el intento de hacerte la valiente- Puedo ver por el espejo, como pones sus hermosos ojos en blanco antes de rodear con sus brazos mi cintura. 

Mi sonrisa desaparece, al sentir como su cuerpo se acomoda contra el mío. Su pecho apoyado sobre mi espalda, sus manos en mi abdomen y su cabeza sobre mi hombre. El calor de su cuerpo, el sentirla tan cerca hace que la piel se me ponga china.

Ostia puta. Solo eso diré.

Arranco y salgo rumbo a mi casa.

Intento ir lo más despacio que me es posible, no quiero que Tory se asuste y luego no quiera volver a montar en la moto conmigo.

Aunque no es como que vaya a haber una segunda vez, o bueno, una tercera, porque la regresaré a casa más tarde, claro está. Ni siquiera sé por qué pienso en la posibilidad.

Freno en un semáforo en rojos y escucho la voz de Tory por el intercomunicador del casco

- ¿Por qué vas tan lento? - Frunzo el ceño con dudas

-No quiero que te asustes- La miro por el espejo y niega con la cabeza

-No vas a asustarme, así que cuando ese semáforo se ponga en verde, quiero que olvides que voy aquí detrás, y que vayas rápido, muy rápido, todo lo rápido que te sea posible y permitido- Me sorprenden sus palabras, pero, aun así, me encojo de hombros y dirijo mi vista al frente.

Nada más ponerse el semáforo en verde cumplo con su petición.

Aumento cada vez más la velocidad hasta que tengo que controlarme para no exceder los límites, porque podrían multarme, no obstante, vamos bastante rápido, y escucho su risa, mientras veo por los espejos como cierra los ojos y seguro que sonríe. Se ve tan… libre, tan natural, tan… ella, que me sorprendo al encontrarme sonriendo, justo antes de detenerme frente a mi casa.

-Hemos llegado enana. Bienvenida a mi humilde morada- digo

Espero que no te asuste, que no me juzgues por lo que encontrarás allí dentro.

Aún no quiero que te alejes.

Aunque supongo que te he traído aquí justo para que lo hagas. Prefiero eso a que lo hagas cuando puedas hacerme aún más daño.

Pienso, pero no lo digo en voz alta

Cada estrella de tus ojos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora