CAPÍTULO 44 (TORY)

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Tory

Arropo a mi hermanita en la cama de la habitación que ocupa desde que inició su tratamiento hace casi un mes. Hubo muchos análisis de por medio antes de tener la certeza de que un transplante de médula ósea era la mejor opción para ella, pero por suerte yo soy lo bastante compatible como para poder ser su donante. Hace unas horas recibió la quimio, la dosis es mayor ya que está en proceso de preparación para el transplante, la reacción de Effie cuando le contamos de todo el proceso por el que tendría que pasar, al decirle que estaba enferma de nuevo, que volvería a perder el pelo, fue jodidamente dolorosa. Se me partió el alma de verla llorar sin control. En cambio luego se recompuso y simplemente dijo "voy a estar bien" y ya. Volvió mi niña Effie. Sé que la pasa mal con las consecuencias de las quimios, las llagas, los vómitos, la debilidad, el mareo, pero aun así siempre es tan fuerte. Me sorprende su madurez tenido solo ocho años. Quizás es porque ha tenido que pasar por cosas bastante duras desde pequeña, la muerte de papá, no poder convivir tanto con niños de su edad por la leucemia, perder su pelo, vivir en constantes chequeos y tratamiento, y ahora esto. Es una guerrera.

Le dedico una cálida sonrisa mientras tomo una de sus manitas ya que con la otra abraza a su unicornio Flopi, un regalo que le hizo Bhiell.

Effie tiene la piel pálida y está ojerosa, aun así sonríe con cariño

-Tata- hace silencio durante unos segundos antes de mirarme con cierta precaución- puedo... bueno, ¿puedes contarme de papá?- su pregunta me toma por sorpresa y estoy segura de que se refleja durante un instante en mi rostro.

-¿Por qué quieres que te cuente de papá princesilla?

-Es que... A veces siento que lo olvido. No recuerdo muchos momentos con él, y... No quiero olvidarme de papá, tata- Noto la angustia en su voz, y la comprendo.

Cuando papá murió ella era aún más pequeña y es normal que sus recuerdos sean pocos y quiera saber más de él.

Sonrío mirándola y lleno mis pulmones de aire. Son pocas las veces que he tenido que hablar de mi padre, aunque su ausencia con el tiempo se ha hecho más llevadera, muchas veces lo recuerdo y me inunda la tristeza. Effie pocas veces ha preguntado por él ya que ama ver videos familiares en los que él está, pero no me negaré a contarle más sobre cómo era papá e historias de ellos dos juntos. Tomo asiento en la cama junto a ella.

-Pues mi niña papá era un hombre increíble. Cuando tú naciste eras muy pequeña y a él le daba tanto miedo cargarte y hacerte daño por apretujarte demasiado. Mamá y yo nos burlábamos muchísimo de él, y pues se molestaba unos minutos y luego venía y nos daba un besito en la frente a las tres- sonrío sinceramente ante ese pensamiento recordando lo feliz que me sentía cuando mi padre me daba ese beso en la frente y me abrazaba fuerte- ¿Alguna vez te conté de cuando convertiste en tu modelo a papá?- Pregunto enarcando las cejas sin dejar de sonreír

-¡No!

-Pues tú tenía como unos tres años apenas, y ya te habías vuelto loca de amor por las pelis de Barbie. Entonces agarraste a papá y lo obligaste a sentarse en el piso frente a ti mientras en la tele se reproducía tu peli favorita. ¿Adivinas cuál?

-¡¡Barbie moda mágica en París!!

-¡Exacto!- una pequeña carcajada escapa de mí antes de seguir contando- Empezaste a maquillar a papá con las cosas de mamá, lo dejaste con toda la cara hecha un desastre. Colores por todos lados. ¡Y eso no te bastó! ¡Querías que papá fuera como Barbie! Así que buscaste un vestido de mamá y le ordenaste que se lo pusiera. Eras una mandona con tres años, además de la princesita de la casa, nadie sabía decirte que no, y menos papá. Así que siguió tus órdenes señorita. Y cuando mamá regresó del supermercado y vio a papá con su vestido modelando y maquillado casi se hace pis de la risa. Fue entonces cuando salí yo del cuarto y te encontré a ti en la sala aplaudiendo y sonriendo, a mamá en el suelo riéndose como loca y a papá vestido de mujer y maquillado. Es de las mejores anécdotas que tengo de ti- Termino de contar con los ojos un poco llorosos por lo que pestañeo para que esas lágrimas de añoranza no salgan.

Cada estrella de tus ojos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora