CAPÍTULO 49 (Bhiell)

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Bhiell

Ya ha pasado una semana desde el transplante y las cosas parecen ir bien. Effie parece recuperarse y Tory está más tranquila, aunque sé que también está algo frustrada porque no sabe qué hacer para el proyecto de Dibujo creativo. Por mi parte ya solo me queda un cuadro más y terminar el principal antes de preparar una buena presentación. Estoy tranquilo.

Aún no he decidido si quiero ir a por la carta o no, ya que intento no comerme la cabeza con ello.

Miro hacia el lado derecho de mi cama y ahí está, mi chica. Boca abajo con su espalda al descubierto y una simple sábana blanca que la cubre desde sus redondas y perfectas nalgas, hasta la punta de sus pequeños pies; iluminada solo con el rayito de luz que se cuela por mi ventana a través de la cortina.

Es perfecta y parece un ángel cuando duerme. Siempre tan serena y tranquila. Me da paz.

Me vuelvo hacia ella para poder pasar mis dedos por su desnuda espalda, por esa piel tan suave y blanca que tiene y siento como se retuerce y arquea bajo mis caricias.

Sonríe y me inclino alzándome para que sean mis labios quienes recorran su cuerpo, empezando por su cuello.

Me gusta saber que ahora está más tranquila y contenta, más relajada, vuelve a ser ella, poco a poco aunque la preocupación aún siga presente en su mirada.

Un tierno ruido escapa de sus labios mientras sigo bajando por su columna con beso cortos. Llego al bajo de su espalda y sé que está despierta y solo no quiere abrir los ojos, cuando beso esta zona bastante sensible para ella, y un gemido casi imperceptible sale de ella.

Sonrío de medio lado antes de sentarme destapando mi cuerpo, cubierto solo por los calzoncillos y quito la sábana de sus nalgas apenas cubiertas por esas minúsculas bragas de algodón que se empeña en ponerse, y son uno de mis mayores placeres visuales, deslizo mis dedos por su piel para que sea bastante consiente de mi tacto.

Acerco mi boca a ellas para morderlas y Tory se gira, aún con los ojos cerrados, es una descarada. Puedo notar como intenta ocultar una sonrisa y mis ojos no se pierden lo perfectas que lucen sus tetas y lo duro de sus pezones, perfectos para mi boca. Pero mi intención no es dedicarle atención a ellas ahora, antes quiero que deje de fingir que está dormida.

Dejo de tocar su cuerpo y veo como frunce un poco el ceño antes de moverse con un mal fingido disimulo de supuesta "dormida". Mi sonrisa se hace más amplia y llevo mi mano al centro de su pecho para deslizar mis dedos desde ahí hacia abajo por todo su abdomen notando como su pecho se hincha al coger aire.

Toco el borde de sus bragas y me quedo delineándolas un rato antes de meter mi mano entera hasta llegar a su centro con rapidez y apretarla cumpliendo mi objetivo, ya que sus piernas se contraen alzándolas al instante, al igual que el evidente arco que crea su espalda mientras lleva su cabeza hacia atrás y gime.

-Buenos días pequeña bruja- La alegría es evidente en mi voz.

No dejo de tocarla haciendo círculo en su clítoris, notando como cada vez está más mojada, y ella me mira con sus mejillas rosadas y una pequeña sonrisa que aparece y desaparece cuando la recorren olas de placer y necesita relajar sus labios

-Buenos días guapo.

-Es un buen despertar ¿no? - Meto uno de mis dedos dentro suyo y vuelve a gemir

-El mejor- Su respuesta llena de placer me encanta.

Sonrío.

Saco mi dedo de ella para agarrar sus bragas por los bordes de las caderas y poder quitárselas, pero mis intensiones se ven interrumpidas por una vocecilla

Cada estrella de tus ojos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora