CAPÍTULO 22 (BHIELL)

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Bhiell

Miro hacia la escalera cuando siento pasos, y aunque no es mi intención ignorar lo que está diciendo el padre de Hannah, mi vista se queda fija en la despampanante chica que va bajando.

Joder. Es que es verla y sentir que se me empieza a poner dura.

Se ve bellísima.

Lleva un vestido blanco súper ajustado, que le llega hasta la mitad de los muslos, lleno de flequillos, divididos por capas, haciendo que cada que se mueve estos se muevan con ella. Sus increíbles curvas se dejan notar, y aunque no tiene escote en frente siendo la parte superior simplemente recta con dos finos tirantes, cuando termina de bajar las escaleras y Hannah le da una vuelta, veo que lo que sí que tiene es una enorme abertura en la espalda que no se abre más de lo que y está, por unas cadenas plateadas. Ese vestido le hace un culo espectacular.

-Estás preciosa, enana. Perfecta, como siempre- Siento que mi voz se ha de haber notado cargada de sentimiento, pero nadie dice nada.

Tory me mira y sus increíbles ojos grises me hacen sentir pequeño a su lado. Todo lo que veo en ellos, su brillo, su energía, me desarma por completo, me hace sentir vulnerable. Porque es ella.

-Gracias Bhiell. Tú también estás muy guapo- mira hacia el resto del grupo- Todos lo estáis- Sonrió y los demás la piropean tanto ella como a Hannah que también se ve preciosa.

Noto como mi mejor amigo mira a esta última, y no digo nada por no arruinar el momento, pero creo que debo de hablar con él.

La mamá de Tory nos pide que posemos para hacernos fotos y todos lo hacemos encantados.  Sonreímos y hacemos caras, payasadas, y para qué negarlo, parecemos seis chicos de instituto que están a punto de ir camino a la fiesta de graduación.

Siempre he sido una persona sensible, pero cerrada, por lo que nunca había tenido un grupo de amigos así como este, cercano, y con el que me sintiera del todo cómodo. Creo que debería contarle a Alice y a Oliver sobre mi hijo para que ya no haya secretos, por mi parte al menos, en el grupo.

Oigo pasos en la escalera y dejo de prestar atención a la cámara para ver de quien se trata.

Una pequeña niña de unos siete u ocho años diría yo, muy parecida a Flor, la madre de Tory, se acerca a su hermana. Lo doy por hecho porque el parecido es evidente.

Tory se agacha y toma sus manitas.

- ¿Qué pasa princesa? - La niña la mira antes de abrazarla.

-Solo quería darte un abrazo y felicitarte, porque seguro que cuando vuelvas ya estaré dormida. Además, así soy la primera en hacerlo- Try le da un beso en la frente antes de pararse y sonreír encanta con la pequeña.

-Muchas gracias princesa, y pues sí que eres la primera. Pero no te preocupes, mañana haremos algo juntas para celebrar mi cumpleaños. ¿Te parece?

- ¡Si!- La niña da brincos y me contagia su energía y alegría haciéndome sonreír también.

-Muy bien, entonces a dormir, que ya es tarde. Mamá te contará el cuento hoy, pero prometo compensarte mañana- Dice la enana, a lo que la niña asiente y sube las escalaras corriendo.

Miro la enternecida sonrisa que se le ha quedado en el rostro a Tory y recorro sus fracciones detalladamente, deleitándome con su sencillez, con ese encanto que desprende hasta sin ser consciente.

Los familiares de las chicas pretenden seguir hablando con nosotros, pero Hannah los corta y despidiéndonos de ellos, salimos de la casa para repartirnos en los coches.

Ya afuera, Hannah se acerca a donde nos encontramos Tory y yo

-Bhiell, ¿te molestaría ir con Tory? Dashton me ha invitado a ir con él y los chicos se han apuntado, pero como son solo cuatro asientos, si no te importa, claro, ¿podría ocupar yo el tuyo? - Habla rápido y algo nerviosa, por lo que no hago ningún comentario y solo asiento.

Cada estrella de tus ojos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora