CAPÍTULO 30 (BHIELL/TORY)

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Bhiell

Observo la cicatriz que adorna el cuerpo de Tory justo en el hueso de su cadera llegando un poco más abajo, y la acaricio con mis dedos, antes de dejar un dulce beso sobre ella. Me siento y llevo una de mis manos a mi boca para limpiar los restos del orgasmo de la chica a la que ahora mismo observo mientras intenta recuperar el aliento. Completamente desnuda, dejando ver toda su feminidad sin reparos ni vergüenza, en total confianza y con comodidad.

  Abre sus preciosos ojos y me mira sonrojada y con sus labios rojos entreabiertos.

-¿Todo bien preciosa? - Digo antes de sonreírle con descaro haciendo que entrecierre los ojos

-Todo genial, a diferencia de ti por lo que veo- La miro mal cuando noto su tonito de burla

-Oh pequeña, es ahora cuando realmente empieza la acción- Agarro sus pies y la jalo hacia mí haciendo que su pelvis quede rozando la mía y la alzo en brazos.

Camino hacia la pared que más cercana me queda que es en la que se encuentra la ventana cerrada, me encargué de hacerlo. Y la pongo en el suelo.

Me mira confusa, pero sin darle tiempo a replicar la giro entre mis brazos haciendo que su pecho quede contra la pared, y por su baja estatura mi polla quede en el bajo de su espada justo donde comienzan sus nalgas.

Ella gime por el impacto de mi gesto y me aprieto más contra su culo.

Llevo una de mis manos a su cuello por delante antes de acercarme a su oído.

-Ahora te voy a follar contra esta pared como se me dé la gana, duro, y ¿sabes qué? Sé que lo disfrutarás. No puedes hacer ruido enana. ¿Alguna objeción?- Gime y se remueve por completo contra mí dejándome notar lo mucho que le encanta cuando le hablo así.

-Ninguna- Sonrío y me deshago de la ropa que me queda y busco un condón en mi cartera.

Me lo coloco rápidamente e inclino un poco a mi chica impaciente, dejándome más disponibilidad.

-¿Estás segura? - Mi lado protector no puede evitar salir aunque esté absolutamente caliente.

-Estoy segura Bhiell, y como me vuelvas a preguntar vas y te follas a un cactus si te da la gana- Me río bajito y bajo la mano que había colocado en su cuello hasta entre sus piernas para acariciar su clítoris y sentir que tan húmeda está. Noto su sensibilidad cuando gime nada más sentir mis dedos cerca de su entrada. Está muy mojada. Coloco mi pene en su entrada y me froto contra ella desesperándola. Cuando presiento que está a punto de quejarse entro en ella de una sola estocada, fuerte sacándole un grito que no se esperaba, haciendo que lleve una de sus manos a su boca, cubriéndola.

Me pego a su oído

-Las chicas malas merecen ser castigadas- Susurro y ella jadea contra su mano

-Pues castigame siempre- Dice antes de volver a cubrir su boca para ahogar sus gemidos.

Me muevo más deprisa y más duro mientras mis dedos sostienen fuerte su cabello y su cadera.

Siento que se empieza a poner tensa así que bajo una de mis manos a su centro y la acaricio haciéndola gemir más alto contra su mano y sonrío

-Correte conmigo pequeña- Susurro y siento como todo su cuerpo se tensa con mi polla dentro suyo, precionándome y llevándome a correrme junto con ella.

Dejo caer un poco mi peso sobre su cuerpo, mientras nos recuperamos.

Salgo de su interior y la giro entre mis brazos para tomar su rostro entre mis manos y besarla.

Cada estrella de tus ojos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora