CAPÍTULO 57 (TORY)

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Tory

No quiero despertar. Y sí, ya estoy despierta, pero eso no quiere decir que sea porque yo quiero, es mi puto cerebro que se niega a dejarme dormir durante todo el día.

Ya ha pasado casi un mes desde que... desde que Effie, pues...Effie se fue, y mi dolor, esa opresión en el pecho, el nudo en la garganta, no han desaparecido, todo lo contrario, se han hecho más grandes.

Dentro de dos semanas es la presentación de la clase de Diseño, y aún no tengo nada hecho, ni una sola pieza, no puedo diseñar, no puedo porque diseñar siempre me ha hecho feliz, y no paro de sentir que el simple hecho de coger un papel en blanco y dibujar alguna pieza, o coger unas tijeras, es injusto porque yo puedo hacer algo que me gusta, algo que me hará sentir un poco bien, mientras que mi hermana esta muerta. Así que no puedo, y tampoco tengo intenciones de poder.

Ya casi acabo los parciales, los profesores fueron bastante comprensivos con mi situación, pero para su asombro no he salido mal en los que ya he hecho, ¿la razón?, me he metido de lleno en los estudios para no pensar en nada, me concentro en todo lo que tengo que aprenderme para ignorar todo aquello que no quiero pensar.

Doy vueltas en mi cama, en la oscuridad y seguridad que me proporciona mi habitación, aunque fuera ya deben de ser más de las doce del medio día.

Ignoro mi teléfono sobre la mesita de noche, llevo haciéndolo desde que constantemente la gente me escribe para saber cómo estoy, y preguntarme o contarme diez mil chorradas que no me interesan.

Salgo de la cama sin molestarme en arreglarme ni mirarme en el espejo, ahora mismo lo que menos me interesa es mi aspecto.

Bajo a la cocina y me encuentro a mi madre tomándose una especie de té o tila, no sé ni lo que es. Y tampoco me interesa. Agarro un poco de café y me acomodo en uno de los taburetes de la isleta. No puedo decir que la relación con mi madre vaya viento en popa, porque mentiría, sobre todo porque su actitud me molesta, estoy resentida con ella. Dos días después de la muerte de Effie dejó de llorar, no sé que cojones pasó, o más bien que no pasó, porque ella pareciera estar como si nada. Sonríe, se arregla, y todas las tardes sale de casa mínimo una hora, no se a dónde va, pero tampoco quiero preguntarle. No puedo entender en que punto a mi madre dejó de importarle que su hija muriera, no lo entiendo, porque a mí me duele tanto y a ella pareciera no haberle afectado en lo absoluto.

-Hola cariño- la miro y aunque me esfuerzo por no ser borde porque tampoco me parece bonito, lo que me sale es una sonrisa torcida que debe ser tan fea que hace que mi madre suspire y baje un poco la cabeza antes de volver la vista hacia mí- que bueno que despiertas, necesitamos hablar

-Lo siento mamá pero no me apetece nada hablar y además estoy ocupada, tengo que ponerme a estudiar para el próximo examen- hago ademán de levantarme del taburete, pero el tono serio y autoritario de mi madre me frena.

-Has el favor de sentarte Tory, no puedes seguir así- me giro con el ceño fruncido, y el inicio de mi enfado presente

-¿Seguir cómo mama? Dime, ¿qué es seguir así para ti?- Su suspiro me desespera y molesta más

-Hija, tienes que parar de tratarme como si yo fuera tu enemigo, deja de creer que todos a tu alrededor somos los culpables de la muerte de... de Effie.

-¿Quién le echa la culpa a quien? ¿De que mierda hablas? Yo no estoy culpando a nadie de que mi hermana se haya muerto, pero tampoco estoy obligada a tolerar a personas falsas que fingen dolor y compasión, porque es mentira, todas son unas mentirosas

-Ahí está tu problema Tory, ¿no te das cuenta? ¡Das por hecho que solo a ti podría dolerte la muerte de tu hermana, pero no es así, nos duele a todos, pero estás empeñada en que es a ti a quien únicamente puede dolerle, o realmente le duele- Mis ojos se humedecen ante sus palabras y dejo que todo lo que he estado tragando salga

Cada estrella de tus ojos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora