CAPÍTULO 15 (BHIELL)

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Bhiell

-… ¿Confías en mí? - Escucho que me dice Tory.

¿Que si confío? Es la persona en quien más confío ahora mismo.

-Confío en ti- contesto sin dudas

Tory sonríe y mientras aumento más la velocidad, nada más pasar la segunda línea roja que exige el cambio, esta no duda en encoger sus piernas llevándolas a mi estómago, para en un impuso y arrebato de locura girarse, empujándome, haciendo que mi cuerpo se mueva hacia atrás, liberando mis manos de los timones, mismos que ella no tarda ni un segundo en coger; haciendo que la moto no pierda el equilibro.

¡Jo-der! Eso ha sido lo más arriesgado que he hecho en mi vida, si Tory tardaba tan solo dos segundos en coger el timón, caeríamos al piso y si no moríamos, mínimo terminaríamos en el hospital con graves heridas.

La velocidad disminuye un poco, y veo que la enana algo trama, vamos a buen ritmo, aunque no el necesario para sacar más ventaja; ella no deja de mirar por el espejo. Noto cuáles son sus intenciones cuando veo que mis enemigos se acercan, y apenas dando tiempo a reaccionar cuando piensan rebasarnos, Tory se mete delante aumentando la velocidad, logrando que estos frenen de repente, haciéndonos sacarles el doble de la ventaja que llevábamos antes.

Maneja como una descerebrada. Está como una puta cabra, y ¡joder!, no hay nada que me parezca más sexy ahora mismo que verla manejar mi moto así.

Vamos a todo lo que da, y ella coge cada curva como una maldita profesional. Avisto la línea de meta y miro sobre mi hombro, pero aún la distancia entre Rikko y nosotros es notoria. Veo la cara de Tory por el espejo y nuestros ojos conectan durante uno pocos segundos antes de ver como vuelve su vista al frente y la sonrisa más perra se pinta en sus labios.

Así como en la línea de salida antes de comenzar, cuento en mi cabeza los segundo que tardamos en llegar a la línea de meta como los malditos ganadores.

5…4…3…2…1

Los aplausos escandalizados, sorprendidos y enérgicos de los espectadores, y de aquellos pocos que apostaron por mí son absolutamente ruidosos, llenan el silencio que se encontraba segundos antes cuando estaban a la expectativa de qué pasaría.

Tory frena mandando mi cuerpo un poco hacia adelante apretándome contra su culo y su espalda, y escucho chirriar las gomas, haciendo que un poco de humo salga, con el clásico olor a goma quemada.

Pero, eso ahora mismo me la pela, porque a asfalto y a goma quemada huele el triunfo.

Me acerco a Tory cuando bajamos de la moto, con las piernas como gelatina y el corazón a mil por hora, preso por la adrenalina, o quizás solo pretendo culpar a algo de mi acción, la beso como si mi vida dependiera de ese beso.

Dejando mi mente, mi alma, mi corazón y mi cuerpo en sus pequeñas manos, porque sé que con esta chica si no me detengo estaré perdido. Aunque ahora lo último que quiero es detenerme.

Porque a menta y chocolate, así como saben sus besos, sabe el saber que somos los putos campeones.

***
Río con fuerza dejando que mi cuerpo caiga hacia atrás, y se encoja sobre la arena.

Tory me sigue y terminamos uno junto al otro mirando el cielo que comienza a aclararse por el amanecer que estamos a punto de presenciar.

Llevamos un rato ya aquí en la playa. Luego de ganar la carrera pagué mi deuda con Gordon y aunque su cara era de odio porque esperaba verme perder y tenerme de juguete el tiempo que él quisiera, nada salió como planeaba; nos largamos con las más radiantes sonrisas y decidimos venir a la playa ya que nos quedaba a una hora de la pista de carrera. Justo a tiempo para presenciar el amanecer y tachar un punto más de la lista.

Cada estrella de tus ojos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora