CAPÍTULO 33 (BHIELL)

5 1 0
                                    

Bhiell

Solo llevo unos minutos en el auto de Dash, y siento que me vuelvo loco. Alice y Oliver van con nosotros y no paran de cotorrear. Son geniales pero no paran de hablar y hablar y hablar por lo que me atormentan a veces.

Despedirme de mi niño ha sido un martirio, se ha quedado llorando y eso me parte el alma, joder. Odio ver llorar a mi pequeño y más si es por mi culpa. De no ser por mis papás que me han obligado a irme con los chicos, hubiera pasado del viaje nada más ver el primer puchero de Hope. Eso es lo que me tiene un poco callado durante el camino a casa de Tory.

Veo a lo lejos la casa de la mencionada y suspiro.

Dashton aparca y bajo del auto con un poco de prisa. Subo las escaleras del porche, seguido por los demás, y toco el timbre. Segundos después aparece una sonriente Tory tras la puerta.

Fija sus ojos en mí y algo nota en mi rostro que su expresión cambia un poco y me mira como preguntándome si estoy bien. Sonrío un poco porque el solo verla me calma, y me acerco para besar su frente y dejarla saludar a los demás.

Abraza a Oli y Alice y da dos besos a mi mejor amigo. Noto que Hannah se acerca desde su casa y nos saluda a todos con su característico humor bromista, y es a Dashton a quien más molesta. Antes de saludarle le da una nalgada que le coge por sorpresa y se ríe de la cara de estupefacción de este, hasta yo me río cuando mi mejor amigo me mira sin creerse lo que ha sucedido.

Tory no duda en reírse abiertamente mientas Dashton lanza una mirada de guerra a Hannah y esta sale corriendo, y mi mejor amigo tras ella. Ríen tanto y de forma tan contagiosa que al final todos terminamos carcajeándonos de esos dos tontos.

Poco más de media hora después tenemos todo en los autos y estamos viendo cómo nos iremos.

Al final terminamos repartidos de la misma forma que siempre hacemos. Tory y yo en su auto y los demás en el de Dashton. No voy a mentir, sí necesito un ratito de tranquilidad y eso ahora mismo solo me lo puede aportar Tory. Así que montamos, primero irá conduciendo ella y a mitad del camino que quedamos en parar en un 24h que nos queda de camino según Dashton, cambiaremos de lugar.

Emprendemos el viaje, vamos detrás del auto de Dash y la radio suena bajito.

-Dime qué te sucede tonto- Dice sin dejar de mirar la carretera y me dispongo a contestar con una mentira que sé que es estúpida, y evade su pregunta

-Estoy bien- Me mira de reojo y frunce los labios

-No te pregunté cómo estás, te dije que me contaras qué es lo que te sucede. Y no digas mentiras, Pinocho. Sé que no estás bien- Pongo los ojos en blanco, porque esta niña me está empezando a conocer muy bien

-Vale pesada, no estoy bien del todo. Solo es un poco de tristeza por haber dejado a mi niño. Son unos días sin verlo, y pues se me rompe el corazón, además de que se quedó llorando, odio eso- Bajo la mirada y siento que los ojos de Tory buscan los míos por lo que correspondo a su mirada

- Cariño, es normal que te afecte tenerle lejos este fin de semana, y que llore sé que debe serte como lo peor del mundo, y saberte muy mal, pero piensa que pasarás un fin de semana para relajarte un poquito y que cuando regreses tu pequeño se pondrá muy muy feliz y podrás llevarle de paseo y contarle todo lo que hiciste. Apuesto que te escuchará encantado y emocionado- Suspiro y sonrío un poquito por lo rápido que ella logra darme paz y silenciar mi mente.

Y aunque no se lo diga me gusta cuando me llama cariño sin ser consciente de que lo hace.

-¿Te apetece poner tú algo de música? - Pregunta y asiento.

Cada estrella de tus ojos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora