Bhiell
Hemos terminado el proyecto hace un rato por lo que Tory se ofreció a ayudar a mi mamá en la cocina mientas yo me encargo de bañar a mi niño y comprobar si tiene fiebre de nuevo.
Visto a mi pequeño con su ropita de dormir de Alvin y las ardillas, luego de la ducha y de ver que el termómetro indica que su temperatura es normal, y voy hacia la cocina con él en brazos.
La escena que me encuentro sin pretenderlo hace que mi corazón se acelere y una extraña vibración recorra mi cuerpo entero.
Tory se encuentra charlando animadamente con mi mamá, tan tranquila, tan suya. Si hay algo que me gusta mucho de ella es su independencia, el que cuando tienen algo en mente no hay quien le haga cambiar de opinión. Su naturalidad y sencillez. La sonrisa sincera y la empatía que demuestra incluso por aquellos que no le caen del todo bien, cuando se encuentran en malas situaciones. Pero también me gusta su carácter fuerte, y con este no me refiero a un carácter grosero, agresivo o hasta ofensivo, no, fuerte porque sabe controlar demasiado bien sus emociones negativas, las verdaderas, no aquellas que saca cuando la molesto, sé que, aunque lo niegue, un poco sí que le gusta que la pinche tanto. Y a mí me gusta ella. Joder, qué más da. En algún momento tenía que aceptarlo. Me gusta, sí que me gusta.
Tory repara en nuestra presencia, pero no es a mí a quien mira con una encantadora sonrisa, sino a Hope
-Hola pequeño, tu abuela me dijo que no quisiste tomarte su sopa, así que te he hecho un que me encantaría que probaras, si no te gusta que sepas que no estás obligado a seguir tomándola- Lo comenta tranquila y con confianza.
Hope se remueve un poco entre mis brazos para que lo baje, y lo siente en su silla de la mesa, que es más alta que las demás para que pueda alcanzar la mesa y comer él solo. He intentado que sea lo más independiente posible con ciertas cosas, y con otras como el bañarse, aún intento enseñarlo bien.
Tory se acerca a él y peina su pelito un poco con sus dedos antes de ponerle la sopa y una cucharita en frente. Mi niño la prueba y para mi sorpresa y sé que también para la de él, le gusta, así que sigue comiendo tranquilo.
La sonrisa de la enana se hace más amplia y termina de ayudar a mi mamá a servir, así que yo me encargo de poner los platos con comida en la mesa.
Escucho que la puerta de casa se abre mientras estoy colocando la jarra con agua, y mi padre entra en la estancia.
Así como mi mamá no aparenta tener los sesenta y ocho que tiene, mi papá, no aparenta los setenta años que lleva en el lomo.
Nos parecemos un poco, sobre todo en las muecas que solemos hacer, mamá siempre nos lo dice, y ambos tenemos el pelo negro también, solo que el de él ya está adornado por las canas. La diferencia entre nosotros es principalmente la estatura y la nariz, él es bastante más bajo que yo.
Con mamá en cambio no tengo nada que ver. Ella es rubia, corpulenta, con pronunciadas curvas, y unos ojos marrones bellísimos. No nos parecemos en absolutamente en nada.
-Bunas noches hermosa familia- papá se acerca a mi mamá y besa su frente luego de darme una palmada en el hombro- Hola cariño.
Veo como mi padre observa a Tory y sonríe antes de presentarse.
-Hola jovencita, mi nombre es John, y soy el padre de Bhiell, ¿cuál es tu nombre? - pregunta con curiosidad
Antes de que ella conteste hago yo la presentación.
-Papá, ella es Tory, compartimos una clase en la universidad y hoy vino a hacer un proyecto que teníamos por terminar- miro un momento a Tory y veo una pisca de ¿dolor?, ¿resquemor? en sus ojos, por lo que me atrevo a añadir- somos amigos.
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Cada estrella de tus ojos
Teen FictionNo puedo seguir engañándome así, fingiendo que no te miro, mientras siento las mismas mariposas que aquel día; que no se me contagia tu sonrisa, cuando en realidad solo intento ocultar la mía. No puedo seguir forzándome a creer que no siento nada, c...