CAPÍTULO 40 (BHIELL)

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Bhiell

La luz de las velas crea una bonita iluminación en el rostro de Tory haciéndola ver aún más hermosa de lo que ya es. No he podido parar de observarla en toda la noche. Bebo de mi piña colada, sin dejar de mirar a esa chica tan despampanante que disfruta de las vistas y pierde su mirada con una tenue sonrisa, en el mar.

-Puedo sentir tu mirada, corazón- Habla con ese tontito picante que le caracteriza.

- ¿Tienes algún problema con que te esté mirando? - Voltea su rostro hacia mí con una sonrisa maliciosa.

-Problema es el que vas a tener tú en unos minutos- Capto el descaro en su voz, pero no la indirecta.

Noto la presencia del camarero que se acerca a preguntar qué nos apetece de postre, y tanto Tory como yo elegimos un trocito de tarta de chocolate.

El joven se aleja y cuando le pierdo de vista, noto que mi chica se levanta de su silla y camina hacia mí con una sonrisa de medio lado que me pone los pelos de punta. Se mueve con elegancia y sensualidad, de una forma tan natural que me es imposible no quedarme embobado.

Coloca su mano izquierda sobre mi hombro antes de sentarse de lado sobre mis piernas, mientras mis ojos siguen cada uno de sus movimientos.

Agarra mi mano izquierda con ambas manos, arañando con sus uñas un poco antes de darle la vuelta a esta y dirigir mi palma hacia su boca. Besa suave sin dejar de mirarme y puedo sentir que algo entre mis piernas comienza a moverse. No sé cómo ni por qué cojones, esto me está poniendo, aunque joder, si es que el simple hecho de que ella exista ya me vuelve loco.

-Enana...- Mi voz sale un poco rasposa, con un tonto de advertencia, y no tarda en llegarme su respuesta.

-Shh. Te callas, yo te advertí- Su lengua recorre la palma de mi mano de arriba abajo activando mis terminaciones nerviosas.

Podría venir el camarero en cualquier momento y encontrarse con esta rara escena.

Tengo la mano húmeda, y los dedos, que no dudó en chupar también.

-Deberías llevar esa mano entre mis piernas- me quedo escéptico por un momento, y ella vuelve a conectar su mirada con la mía- ¡Ahora! - Ese tono mandón.

Joder me está volviendo loco.

Hago lo que dice, colando mi mano por la abertura del vestido que le escogí y regalé por su cumpleaños, que sin dudas, si hay alguien que lo luce de forma impactante, es ella.

Llego a su centro y...

- No puede ser- Digo mientras la miro con la boca entreabierta por la sorpresa y ella muerde sus labios al sentirme.

- Sí que puede ser- Dice casi rozando mis labios y pasa su lengua por estos antes de alejarse un poco

¡Joder, no lleva bragas!

-Cabrona- Gruño y su risa, precisamente de cabrona, hace acto de presencia, mientras se levanta de mi regazo con delicadeza.

-Ni te sientes. Nos vamos- Digo con rapidez mientras dejo mi asiento vacío y tomo su mano sacándola de ahí.

La cena era incluida con la habitación así que no tengo problemas al irme rápido del local.

***

¿Querer manejar rápido y no poder hacerlo? Que me lo digan a mí ahora mismo que tengo unas putas ganas de follarme a la cabrona que se aferra a mi cintura, pero no pudo aumentar aún más la velocidad porque tengo que cuidarla.

Aun así, no tardo mucho en llegar a la habitación del hotel.

Entramos apresurados y nada más cerrar la puerta detrás de mí tiro de su cuerpo y la alzo en peso sintiendo como sus piernas preciosas y sexis se envuelven al rededor de mi cintura. La beso con ganas y un poco de furia por haber tenido que aguantar tanto las ganas de follármela allí mismo en la playa.

Cada estrella de tus ojos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora