Tory
No sé qué hora es cuando un ruido extraño se empieza a escuchar fuera de casa. En la ventana de mi habitación.
Abro los ojos algo asustada y cansada y reparo en que aún es de noche. Enciendo el teléfono para ver la hora, son apenas las dos de la mañana.
Fijo mi vista en la ventana cuando vuelvo a escuchar el ruido; noto que son unas piedrecitas las que chocan contra el cristal de la ventana.
Frunzo el ceño y me acerco a ella, abriéndola para ver quien laza esas piedras.
Una de ellas pasa justo a mi lado cayendo en mi cuarto, y abro los ojos sorprendida antes de mirar hacia abajo entrecerrando los mismos para ver en la oscuridad.
Una figura masculina me mira desde el patio. Parece ser…
- ¿Bhiell?
-Así es.
-¿Qué coño estás haciendo aquí a estas horas? ¡Por dios! Me has dado un susto de muerte- hablo en baja voz, pero audible para no despertar a nadie- Me dijiste hoy que quedaríamos mañana- pienso un instante antes corregirme teniendo en cuenta la hora- Bueno, me dijiste ayer que quedaríamos hoy, pero ¿a estas horas?, ¿es en serio? - Bhiell comienza a moverse y noto que se pega a la pared
- ¿Qué carajos estás haciendo Bhiell? - comienza a trepar por las enredaderas de la celosía- ¡Bhiell te vas a caer! - Este chico está loco.
Sigue trepando agarrándose de las enredaderas más fuertes.
Esto es demasiado típico, ¿o debería decir cursi? En todo caso, que está muy visto. Chico trepa hasta la habitación de la chica. Chico entra en la habitación de la chica. Chico besa a chica. Aunque pensándolo bien, esto último sí que me gustaría. Muero porque de una vez por todas volvamos a besarnos. Sentir sus labios sobre los míos, sus manos grandes en mi pequeña cintura, su cuerpo haciendo presión contra el mío, nuestras temperaturas altas hasta sentir la piel arder, y nuestros corazones corriendo acompasados a un ritmo que resulte desenfrenado y torturador.
Salgo de mis pensamientos cuando un golpe sordo llama mi atención. Miro hacia el jardín, y veo a Bhiell tendido en el suelo sobre la hierba quejándose.
Oh no.
Bajo a la primera planta corriendo, aunque trato de hacer el menor ruido posible para no despertar a mi mamá, y salgo al jardín lateral que da con mi ventana, donde encuentro a Bhiell ya sentado.
-Joder ¿estás bien? - No contesta a mi pregunta, pero sí que aprovecha desde su posición para recorrerme de arriba abajo con la mirada, de una forma tan intensa y sexy que hace que me sienta acalorada, y que se tinten de rosa mis mejillas.
Había olvidado que llevo mi pijama, que no es nada más que un boyshort negro de mujer, que deja ver el empezar de mis nalgas, y un pullover blanco que no cubre mi abdomen, y con el cual no me pongo sujetador, ya que se supone que nadie me verá así porque claramente es solo para dormir.
Mis pezones se han endurecido por el frío y, como no, se marcan.
La mirada de Bhiell se ha oscurecido muchísimo cuando conecta con la mía. Paso la legua por mis labios resecos y su vista cae en ellos siguiendo mi movimiento.
Comienza a levantarse y los nervios hacen acto de presencia en mí.
Cruzo los brazos sobre mis pechos, para cubrirme un poco.
-Quiero que vengas conmigo a un lugar, solo podemos ir a esta hora, siempre es así. Vístete lo más discreta que puedas, evita la ropa que llame la atención ¿entendido? - No entiendo mucho, pero asiento.
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Cada estrella de tus ojos
Teen FictionNo puedo seguir engañándome así, fingiendo que no te miro, mientras siento las mismas mariposas que aquel día; que no se me contagia tu sonrisa, cuando en realidad solo intento ocultar la mía. No puedo seguir forzándome a creer que no siento nada, c...