Septuagésima Sexta Luna

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ෆ Errores ෆ

Narrador Omnisciente:

Desde que aquella maldición le cayó al beta de lentes, todos sus pensamientos eran caóticos, todos hablando de cosas totalmente diferentes, pero que concordaban en una sola cosa, todo era culpa de su Omega.

Cada que Juan tenía uno de estos pensamientos intrusivos, trataba de ignorarlos, mandarlos a callar o solo desaparecerlos, jamás pudo hacerlo él solo, para tener un momento de calma y tranquilidad tenía que recurrir a Spreen, solo estando a su lado estaba en paz.

Pero era precisamente en esos momentos de lucidez, cuando podía notar lo tensa que estaba la manada con respecto a él y aunque no se lo dijeran, él podía notarlo en sus rostros, podía ver la impotencia y la frustración que tenían por no poder ayudarlo, lo que más le dolía era cuando veía a su esposa, ella era la más afectada de todo, pero la que más quería ocultarlo.

Juan pensó que eso sería lo peor que vería durante el tiempo que estuviera enfermo, pero claro que se equivocó, lo peor que vio e hizo estando "enfermo" fue lo que vino después de que la cura "Spreen" dejo de funcionar.

Aquella tarde cuando Juan nuevamente estaba perdido, luchando contra sus propios pensamientos, con la mirada perdida, alguien lo llamo.

–¡Juan! –Grito su esposa con preocupación.

Fue gracias a ese grito que Juan reaccionó, no lo había notado pero Ari lo había estado llamando desde hace un buen rato, pero apesar de al fin reaccionar ante el llamado, no contesto, solo se limitó a verla con unos ojos fríos y carentes de brillo.

–¿Estas bien? –Pregunto con una voz algo temblorosa y preocupada, al no recibir respuesta, Ari volvió a hablar –Llamaré a Spreen espera..

Ante ese nombre, Juan la tomo de los hombros y grito que no lo hiciera, desde hace tiempo lo había notado, la ventaja que tenían por ser destinados estaba desapareciendo, eso solo les había conseguido tiempo, el cual ya se estaba acabando.

Ari tembló un poco por el grito de su marido, pero mantuvo la pequeña sonrisa, Juan noto está acción de miedo y se alejó con cautela.

–No lo necesito, estoy bien –Dijo con la voz baja.

–Ya veo... Iré a cazar, mantente tranquilo ¿Si? Si necesitas algo, Auron está arriba –Dijo con una voz más delicada y un tanto temblorosa.

Juan no dijo nada más, poco después Ari se fue, dejándolo solo en la sala, nuevamente solo con sus pensamientos, los cuales se volvieron a potenciar al escuchar las palabras "Cazar" y "Auron" repitiéndose una y otra vez en su cabeza, tuvo que poner sus manos en su cabeza y cerrar los ojos rogando y murmurando por qué se callaran, no quería cometer una estupidez.

Ese era otro cambio que había tenido Juan, ahora sus pensamientos ya no solo le decían que se deshiciera de Auron, sino que ahora lo incitaban a desaparecerlo con sus propias manos, eliminar la amenaza directamente, incluso había momentos en los que perdía la conciencia por lapsos, cuando volvía en si, siempre se atrapaba acechando a Auron, con los colmillos y garras de fuera a punto de saltar sobre su cuello.

Tenía miedo, mucho miedo de que algún día no pudiera recuperar la conciencia a tiempo y cometer un asesinato.

–¿Por qué tanto miedo? Él fue quien te lo quito todo –Dijo aquel a quien denominó como Juan Cúbico.

Juan cerro los ojos y tapo sus oídos –Callate, no tengo derecho.

El otro comenzó a reír –Fuiste tú quien lo trajo ¿Por qué no podrías sacarlo de aquí?

Y era por esa misma razón, por la que evitaba a todo costó a Auron, se supone que Juan lo había llevado a la manada, fue él quien hizo de todo por que se quedará y no los abandonará, no iba a escuchar al otro, no quería hacerlo.

–No será difícil, es un Omega, tan débil y frágil, solo unos segundos, no resistirá –Decía mientras se acercaba a su oído.

–Lo se, Auron es físicamente más debil que yo, pero si hago algo como eso Luzu ...

Juan cubico lo interrumpió –¿Te odiaría? Más bien te daría las gracias ¿No fue él quien decía que no quería Omegas? Salvarías a todos, recuperarías tu puesto en el corazón de todos ¿No lo notas? Te tienen miedo por qué eres una amenaza para el Omega ¿No es injusto? No has echo nada.

Juan tragó en seco y sacudió la cabeza –Nadie me tiene miedo aquí, son mis amigos y familia.

–Tu propia esposa acaba de temblar de miedo por qué solo te acercaste y la tocaste ¿No dijiste que la ibas a cuidar? ¿No dijiste que te esforzarías por ser el beta de la manada?

–¡Claro que lo estoy cumpliendo! –Replico.

Juan Cúbico lo miro con una sonrisa –Pues Auron te lo está quitando todo, tal y como los viejos de la manada cuando eras un niño, te dejará solo como tus padres.

Juan bajo la mirada ¿De verdad se estaba quedando solo? ¿En serio le estaban quitando todo por lo que se esforzó? ¿Auron no lo quería?

–Es injusto, deberíamos hacer algo.

El Beta por primera vez concordaba con el otro Juan, era injusto muy injusto, no quería perderlo todo solo por qué si, necesitaba hacer algo al respecto.

–Solo debes poner tus manos sobre su cuello, de esta manera –Dijo mientras tomaba las manos de Juan y las ponía sobre su cuello.

Juan miro al otro con frialdad, ese otro Juan también lo molestaba, tenía que deshacerse de él, tal vez esta era su oportunidad, aprovechando que tenía sus manos sobre su cuellos comenzó a apretar, tal vez si lo asesinaba, todo pararía y podría pensar mejor lo que había dicho antes.

–Muerte –Dijo con frialdad.

Juan comenzó a ahorcar a su otro yo hasta que lo tiró sobre el piso, pero cuando pensó que todo estaba terminando, esa oscuridad de su mente se aclaró por un momento, miro a su alrededor, ya no estaba entre sombras, estaba en el segundo piso de casa, exactamente en la biblioteca ¿Volvió a perder la conciencia?

Tan pronto se hizo esa pregunta escuchó un quejido, el cual hizo que su sangre se helara, al voltear de nuevo a abajo se dio cuenta de lo que estaba haciendo, entre sus manos tenía el cuello de Auron, el Omega tenía los ojos cerrados, intentando quitarse las manos de Juan de encima.

–Ju...an –Dijo con dificultad y un ojo medio abierto –Eres.... Tu –Sonrió para después cerrar los ojos y desmayarse.

Antes de que Juan pudiera quitar sus manos y auxiliar a Auron, la puerta de la biblioteca se vino abajo, del otro lado se podía notar la figura de Luzu, lo habían atrapado con las manos en la masa, Juan ahorcando a Auron, quien había dejado de moverse.

–Luzu... –El Alfa no dijo nada, miraba la escena con una mirada indescriptible.

–¡Juan! ¿Qué hiciste? –Pregunto su esposa quién también estaba allí.

Unión Forzada || OMEGAVERSE LUZUPLAY ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora