Daenerys caminó con paso firme hacia el campo de entrenamiento, donde Aegon seguía entrenando con Humfrey Hightower. El joven se arrodilló al verla acercarse, reverenciando su presencia, pero Aegon rápidamente lo levantó de un tirón amistoso.
"No hace falta que te arrodilles cada vez que la ves," dijo Aegon, en tono burlón, esbozando una sonrisa. Daenerys se rió suavemente, sus ojos brillando de diversión.
"Aegon," comenzó Daenerys después de un momento, su tono más serio, "es hora de tomar las Tierras de los Ríos." Su mirada se intensificó mientras seguía hablando. "Daario ya ha partido junto a Tristán hacia Harrenhal. Mientras tanto, tú partirás hacia Aguasdulces y luego hacia los Gemelos."
Aegon asintió, asimilando la información. Se volvió hacia Humfrey y le lanzó una mirada evaluadora. "Aguasdulces no parece muy complicado. ¿Por qué no te vienes, Humfrey?" sugirió, con la intención de darle al joven una oportunidad para experimentar la guerra real.
Antes de que Humfrey pudiera responder, Daenerys intervino, su voz cargada de preocupación. "Aegon, ten cuidado," le advirtió, mirando a su joven escudero y luego a Aegon. Sabía que Humfrey no estaba listo para enfrentar los peligros del campo de batalla.
"Por supuesto, Aegon," respondió Humfrey con entusiasmo, aunque su inexperiencia era evidente. Aegon sonrió, apoyando una mano sobre su hombro.
"Ves a buscar a Rolly y Edric, y diles que preparen las tropas. Partimos hacia Aguasdulces," le ordenó Aegon. Humfrey asintió rápidamente y se apresuró a cumplir con la tarea.
Cuando quedaron solos, Daenerys miró a Aegon con seriedad. "Sabes que no está preparado," le dijo, sus palabras cargadas de preocupación genuina por el joven que ahora había sido confiado a él.
Aegon suspiró y se cruzó de brazos. "En algún momento tiene que ver cómo es el mundo fuera de las murallas. Nunca ha salido de allí," explicó. "Y no aprenderá si no le damos la oportunidad."
"Protégelo," insistió Daenerys, su mirada firme y llena de la autoridad de una reina, pero también del cuidado de alguien que se preocupaba por quienes estaban a su lado.
"Tranquila," le respondió Aegon con una sonrisa que intentaba aliviar la tensión. "No dejaré que le pase nada."
Sin más, Aegon se dirigió hacia donde Elianys, su dragona, descansaba. Con un ágil movimiento, montó en su lomo, listo para partir. Desde el suelo, Daenerys lo observaba mientras Elianys extendía sus grandes alas, sintiendo el viento comenzar a moverse alrededor de ellos.
La reina permaneció inmóvil, viéndolo elevarse lentamente en el cielo. El viento que provocaba el aleteo de Elianys revolvía los mechones plateados del cabello de Daenerys, mientras sus ojos seguían cada movimiento de Aegon. Sabía que su viaje a las Tierras de los Ríos era solo el comienzo de lo que vendría, y aunque confiaba en él, no podía evitar preocuparse por lo que le aguardaba a ambos.
El dragón se alzó en el cielo, y Aegon partió, dejando a Daenerys observando el horizonte, su mente ya en el futuro y en los desafíos que ambos tendrían que enfrentar.
El viaje desde Rocadragón hasta las afueras de Aguasdulces fue largo, pero Aegon y su ejército se movieron con precisión y sigilo. El paisaje verde y frondoso de las Tierras de los Ríos se extendía ante ellos mientras avanzaban, cada paso calculado para evitar llamar la atención antes de tiempo. Finalmente, llegaron a un pequeño bosque cercano a Aguasdulces, lo suficientemente denso como para ocultar a su dragona Elianys y a las tropas que Aegon lideraba.
Desde su posición oculta, Aegon podía ver las murallas imponentes de Aguasdulces. El río Piedra Caída fluía al lado del castillo, y su torre más característica, la Torre del Azul, con su gran rueda de aspas hidráulica, parecía ser la clave de su plan.
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THE FIRST OF HIS NAME
FanfictionEn las profundidades de los misteriosos confines de Volantis, donde la magia y el misterio se funden en un torbellino de poderes antiguos, un sacerdotisa roja en trance vislumbra una visión: una figura envuelta en llamas, con cabellos de plata ondea...