La lluvia comenzó a caer con lentitud sobre los campos a las afueras de Altojardín, un presagio gris y frío de la batalla que se avecinaba. Las gotas resbalaban por las armaduras y cascos de los soldados, formando pequeños riachuelos en el suelo, que poco a poco se convertía en barro. Daenerys permanecía erguida en su caballo blanco, con su ejército alineado detrás de ella, y los estandartes ondeando con las ráfagas de viento húmedo. A su lado, Arela miraba con preocupación a las tropas. Sus ojos reflejaban el temor que veía en algunos rostros, incluso en los más curtidos en combate.
"Están nerviosos" dijo Arela en voz baja, acercándose a Daenerys. "No todos han enfrentado dragones antes."
Daenerys respiró hondo, dejando que el aire frío de la tormenta calmara su propia ansiedad antes de responder. Entonces, espoleó a su caballo un poco hacia adelante y levantó la voz, clara y firme, sobre el murmullo de la lluvia.
"¡Hombres y mujeres del Dominio, Inmaculados, caballeros y soldados!" comenzó, su voz como un trueno que resonaba por encima del campo de batalla. "Hoy no luchamos por gloria, ni por riquezas. Hoy luchamos porque no permitiremos que nuestras tierras ardan bajo el yugo de los Fuegoscuro. ¡Esta es nuestra casa! ¡Nuestros campos, nuestros pueblos y familias están aquí, y yo no me iré sin defender cada centímetro de esta tierra!"
Un murmullo recorrió el ejército, y algunos comenzaron a levantar sus espadas y lanzas al aire, sus rostros reflejando la determinación que comenzaba a surgir en sus corazones.
"Sabemos lo que se dice de los dragones, que su fuego consume a quienes se oponen a ellos" continuó Daenerys, alzando la mano hacia el horizonte, donde se asomaban ya las sombras del ejército enemigo. "Pero este dragón ha probado el dolor y la pérdida. Este dragón conoce la furia y la resistencia de quienes no se rinden. Hoy, seremos el fuego que desafía las llamas de los tiranos. Hoy, ¡mostraremos a los Fuegoscuro que esta guerra no es solo suya!"
El ejército rugió al unísono, sus gritos de apoyo se elevaban hacia el cielo nublado, y la intensidad en sus ojos dejó de lado el temor, reemplazándolo por la feroz voluntad de defender lo que era suyo.
En la distancia, sobre una colina oscura, Aegor Fuegoscuro observaba la escena, una sonrisa torcida en su rostro. A lomos de su dragón, su figura se recortaba amenazante contra el cielo gris. A su lado, Braeden Vhassar, uno de sus más fieles aliados, miraba con desprecio las filas del ejército de Daenerys.
"Así que esta es la famosa reina dragón" dijo Vhassar, riendo entre dientes. "Parece más bien una sombra de su leyenda."
Aegor soltó una carcajada seca.
"Que disfruten sus vítores. En cuanto sientan el aliento de las llamas y vean caer a sus compañeros, veremos cuánta lealtad mantienen. Hoy les daremos una lección que nunca olvidarán."
Se giró hacia sus propias tropas, guerreros endurecidos y sin piedad, cuyas miradas estaban llenas de ansia de sangre. Levantando su espada hacia el cielo, Aegor les habló con una voz que parecía oscura y mortal, un eco de las mismas sombras de su linaje.
"¡Hombres del dragón negro! ¡Hoy nos enfrentamos a una reina sin dragones, una usurpadora que pretende frenar nuestro paso! ¿Qué vamos a hacer con ella? ¿Qué vamos a hacer con quienes se atrevan a levantar armas en nuestra contra?"
Los soldados, todos ellos endurecidos por años de campañas y batallas, empezaron a gritar, aclamando la promesa de la destrucción que se avecinaba.
"Hoy destruiremos todo lo que Daenerys y sus seguidores creen proteger. Hoy sembramos miedo en sus corazones, y no dejaremos piedra sobre piedra en esta tierra de traidores" Aegor les miraba con una ferocidad que incendiaba los ojos de cada hombre allí presente. "Quiero que sus huesos se hundan en el barro y sus gritos se pierdan bajo el rugido de nuestro dragón. ¡Esta es nuestra victoria y la tomaremos con fuego y sangre!"
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THE FIRST OF HIS NAME
FanfictionEn las profundidades de los misteriosos confines de Volantis, donde la magia y el misterio se funden en un torbellino de poderes antiguos, un sacerdotisa roja en trance vislumbra una visión: una figura envuelta en llamas, con cabellos de plata ondea...