Capitulo 54-Tambores De Rebelión

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Aegon caminó por los pasillos de Invernalia, su mente dándole vueltas a lo que Tyrion le había revelado. Cuando llegó a los aposentos de Daenerys, la encontró observando un mapa extendido sobre la mesa, con las manos descansando sobre el borde de la misma. Su mirada se iluminó al verlo, aunque sus ojos parecían cansados. Aegon cerró la puerta tras de sí y avanzó hacia ella.

"Daenerys," comenzó, su tono medido, "Tyrion me ha hablado sobre la mujer de IIIyrio se llamaba Serra... y de Pentos. Cree que IIIyrio tiene hijos escondidos, fruto de su matrimonio con ella. Dice que podría haber información valiosa que aún no conocemos."

Daenerys alzó la vista de su mapa, con una ceja ligeramente arqueada. "¿Tyrion te ha dicho eso? No deberías creer nada de lo que salga de su boca, Aegon. Sus palabras son veneno, puro y simple."

Aegon cruzó los brazos, claramente conflictuado. "Lo sé, pero... ¿y si tiene razón? ¿Y si de verdad existen esos hijos? Podrían ser piezas clave en todo este juego de sombras que IIIyrio ha estado manejando."

Daenerys suspiró, alejándose de la mesa para acercarse a él. "¿Y si es solo otra mentira más de Tyrion? Recuerda que convenció a Jon para que me matara. No puedo olvidar eso, Aegon."

Él la miró con dureza, una sombra oscura cruzando sus ojos. "Si ese gnomo vuelve a intentar algo en tu contra, Daenerys, yo mismo me aseguraré de que no salga con vida. No habrá segundas oportunidades para él."

Ella lo observó con un atisbo de ternura, aunque también con preocupación. Tocó suavemente su mejilla, como si tratara de calmar la tormenta que veía en sus ojos. "Voy a confiar en tu juicio esta vez, Aegon. Si crees que Tyrion puede descubrir algo valioso en Pentos, permitiré que investigue lo de Serra y esos hijos. Pero te lo ruego... no te dejes engatusar por las palabras astutas de Tyrion. Es un maestro en torcer la verdad a su favor."

Aegon asintió, tomando su mano con firmeza. "Tranquila, Daenerys. Las únicas palabras que realmente oigo son las tuyas, mi reina. Nadie más."

Una pequeña sonrisa asomó en los labios de Daenerys, y sus ojos brillaron un instante. "Confío en ti, Aegon," dijo, con una mezcla de calidez y advertencia en su voz.

Él se inclinó ligeramente, besando el dorso de su mano antes de despedirse. "Volveré pronto." Y sin más, salió de la habitación, dejando a Daenerys en silencio, observando cómo la luz del sol comenzaba a entrar por la ventana, bañando el mapa en una suave luz dorada.

Aegon caminó por los patios de Invernalia en busca de Tyrion, encontrándolo al pie de la muralla exterior, hablando con un hombre alto de aspecto duro, armado y con una expresión cínica. Tyrion gesticulaba con cierta gracia, mientras el otro, con una sonrisa torcida, escuchaba con aire despreocupado. Aegon se acercó y captó parte de la conversación.

"El truco no está en tener la espada más afilada," decía Tyrion, "sino en saber cuándo usarla y, sobre todo, cuándo no hacerlo."

El hombre, que parecía estar más interesado en su espada que en las sutilezas de Tyrion, sonrió. "Bueno, lo que a mí me interesa es que haya oro de por medio. Que lo haya siempre."

Tyrion alzó una ceja. "Y por eso, Bronn, estás aquí."

Aegon se acercó más, interrumpiendo la conversación. "Tyrion."

El enano lo miró y sonrió con ese brillo característico en los ojos que indicaba que estaba dos pasos por delante. "Aegon, justo a tiempo. ¿Ya vienes a darme buenas noticias?"

Aegon, sin perder tiempo, fue directo al grano. "La reina ha aceptado. Puedes ir a Pentos a investigar lo que mencionaste sobre Serra y los hijos de IIIyrio."

THE FIRST OF HIS NAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora