Capitulo 1-Atravesando Tierras Conocidas y Desconocidas

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Los cielos de Poniente estaban en llamas, pero no por el aliento de dragones, sino por las llamas que consumían Desembarco del Rey en la desgarradora secuela de la traición y la guerra. La Madre de Dragones yacía sin vida en el suelo, su piel pálida yace inerte bajo el resplandor mortecino de un sol que había visto demasiados horrores en los últimos días.

Drogon, el último de los dragones, no vaciló en medio de la devastación. Con un lamento que resonaba a través de las ruinas humeantes, el imponente reptil alado se alzó en el aire, sus escamas negras reflejando la tristeza que pesaba en su corazón. En sus garras, sostenía el cuerpo sin vida de Daenerys Targaryen, la que una vez fue la reina de los Siete Reinos.

El vuelo de Drogon no era solo una huida del caos que se cernía sobre Desembarco del Rey, sino un viaje con un propósito definido. Volantis, la ciudad antigua con raíces profundas en la historia de los Targaryen, se perfilaba en la lejanía como el destino del último dragón y su preciosa carga.


Las alas de Drogon se extendieron con majestuosidad, y el dragón se elevó sobre las llamas que consumían la ciudad. Su vuelo era un himno de dolor, una sinfonía de desesperación que resonaba en los corazones de aquellos que, incluso en su traición, habían visto a Daenerys como una liberadora, una reina que buscaba justicia y libertad.

Mientras el fuego ardía en las calles abajo, Drogon trazó un arco en el cielo, llevando consigo a Daenerys hacia el este. A medida que se alejaban de Desembarco del Rey, la ciudad parecía una miniatura en llamas, un símbolo de la grandeza que se desmoronaba bajo el peso de la traición y la ambición desenfrenada.

La carga del dragón, el cuerpo inerte de Daenerys, estaba envuelta en sus alas protectoras. El viento aullaba mientras cruzaban sobre las tierras desoladas, marcadas por la guerra y el sufrimiento. Drogon, una figura imponente en el firmamento, se convirtió en un emisario del duelo que se extendía por todo Poniente.


Con cada batir de sus enormes alas, Drogon dejó atrás la costa de Poniente, aventurándose hacia el vasto expanse de Essos. El este, con sus tierras exóticas y su magia antigua, se erigía como el destino de esta travesía desgarradora. Entre los lugares antiguos y llenos de historia de Essos, Volantis brillaba como un faro de misterio y, posiblemente, de esperanza.

Volantis, conocida por su conexión con la antigua magia valyria y su historia de albergar a los Targaryen en tiempos antiguos, representaba un faro de esperanza en el horizonte. Drogon, con la sabiduría que solo los dragones poseían, había elegido este destino con la esperanza de encontrar respuestas, una forma de devolver la vida a la reina que yacía fría en sus garras.

Los cielos sobre Essos ofrecían un espectáculo en constante cambio: desde desiertos abrasadores hasta ciudades bulliciosas y bosques antiguos, cada paisaje era un recordatorio de la diversidad y la complejidad del mundo que Daenerys había soñado con gobernar. Drogon, sin embargo, volaba con una determinación que superaba las barreras físicas y geográficas, su único propósito era llevar a su madre a un lugar donde la magia antigua aún susurraba en las sombras.


Drogon cruzó los cielos sobre las Ciudades Libres, donde los habitantes, presos de la curiosidad y el temor, observaban con asombro la sombra del dragón que pasaba. Desde Pentos hasta Braavos, la noticia de la caída de Daenerys se extendía como un incendio forestal, y los rostros de aquellos que veían a Drogon pasar variaban desde la sorpresa hasta el horror.

El vuelo de Drogon no era solo un viaje geográfico; era una odisea emocional. A medida que cruzaban sobre las tierras conocidas y desconocidas, los recuerdos de Daenerys y Drogon juntos parecían bailar en la bruma del aire. Los campos verdes, los bosques antiguos y los ríos serpenteantes eran testigos mudos de la historia que se desvanecía en los retazos de un pasado glorioso.


El viaje de Drogon no fue exento de desafíos. Los cielos, en su furia, le lanzaron tormentas que amenazaban con descarrilar su travesía. Los rayos iluminaban la oscuridad de la noche mientras Drogon, con su carga preciosa, luchaba contra los vientos adversos y la lluvia torrencial. En esos momentos, la figura del dragón se convirtió en un relámpago oscuro, un espectro que desafiaba a los elementos para cumplir con su misión


A medida que se acercaba a Volantis, los paisajes cambiaban. Las ciudades se volvían más antiguas, las torres más altas y las sombras más profundas. Volantis se alzaba como un coloso entre las ciudades de Essos, con sus imponentes murallas y sus antiguos templos que parecían tocar los cielos.

Drogon descendió sobre las afueras de Volantis, agotado del viaje habia recorrido una distancia que dura 2 semanas en menos de 3 dias todo por su Madre

En las tierras de Essos. Los rumores de la llegada de Drogon y el cuerpo de Daenerys habían llegado a oídos de figuras misteriosas, desencadenando una red de intrigas políticas y mágicas. 









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