Aegon, aún con los ojos llenos de furia, miró a Arela, quien lo observaba con una mezcla de preocupación y firmeza. Tras un momento de tensión, Aegon bajó su espada, soltando un gruñido bajo. Jon, al ver el gesto de su oponente, también aflojó su postura y bajó su espada. Los dos ejércitos, que hasta hacía poco estaban al borde de la masacre, comenzaron a calmarse, aunque el ambiente seguía tenso.
Jon se dirigió a Daenerys, con el ceño fruncido. "¿Por qué hicisteis lo de Fuerte Terror? Fue una masacre", dijo con un tono de reproche.
Daenerys lo miró, sorprendida por la acusación. "No sé de qué me hablas, Jon Nieve. Cuando llegamos a Fuerte Terror, solo encontramos muerte y una amenaza que parecía escrita por vosotros", respondió con calma, pero dejando entrever su frustración.
Arya, siempre atenta a los detalles, intervino. "Fuimos a Fuerte Terror porque nos llegó un cuervo avisando de intrusos en el lugar. Cuando llegamos, fuimos atacados por hombres con emblemas Targaryen. Igual que ahora, aquí en Invernalia", explicó, su voz fría pero clara.
Daenerys negó con la cabeza, frunciendo el ceño. "Nosotros no fuimos", afirmó, con la misma serenidad que la caracterizaba en momentos de tensión.
Jon señaló a Aegon, que aún estaba tenso y con las manos firmes en su espada. "Howland Reed nos envió un cuervo sobre tu ataque. Ese loco casi mata a su mujer", dijo con reproche.
Aegon dio un paso adelante, su furia apenas contenida. "¿Quieres comprobarlo, Jon Nieve?", le retó, su voz teñida de burla y desafío.
"¡Basta, Aegon!", le interrumpió Daenerys, con una voz firme y autoritaria. Aegon se rió entre dientes, pero se calló, aunque la chispa en sus ojos seguía encendida.
Jon suspiró y continuó: "Alguien está intentando manipularnos, crear un conflicto que no es nuestro".
Daenerys asintió, su mirada calculadora. "IIIyrio Mopatis", murmuró, con desprecio en su voz.
Arya, recordando lo que Sansa había mencionado, agregó: "El magister... Sansa nos ha hablado de él".
"Por esta vez, propongo un momento de paz", dijo Jon con tono serio. "Podéis entrar a Invernalia, Daenerys Targaryen", añadió, extendiendo una rama de olivo.
Aegon, sin embargo, no pudo evitar burlarse. "Reina Daenerys Targaryen", corrigió, con una sonrisa mordaz. "Dilo bien, bastardo".
Arela, rápida y firme, hizo un gesto de silencio con el dedo sobre sus labios, mirando a Aegon con advertencia. Aegon soltó una risa suave, pero se calló.
Daenerys, viendo que la situación estaba bajo control, asintió. "Gracias, Jon", dijo, y comenzó a avanzar hacia Invernalia con su ejército detrás de ella.
Cuando el ejército de Daenerys comenzó a adentrarse en las murallas de Invernalia, los norteños los miraban con recelo y desprecio. Los rostros de los aldeanos estaban marcados por la desconfianza y la rabia contenida. Aegon caminaba al lado de Daenerys, notando cada mirada, cada gesto hostil.
"Nos miran como si fuéramos extranjeros", le murmuró Aegon a Daenerys, con una sonrisa cínica.
Daenerys, mirando a su alrededor y percibiendo el mismo resentimiento, dejó escapar una pequeña risa. "Que nos miren", respondió, sin perder su aire de autoridad.
Daenerys y Aegon, con su ejército detrás, entraron a las frías murallas del castillo de Invernalia. Las piedras grises del castillo parecían más imponentes y severas tras la reciente batalla. Al llegar al salón principal, fueron recibidos por Sansa Stark, que los esperaba con los brazos cruzados y una expresión de absoluta frialdad. Sus ojos recorrieron a ambos, notando las manchas de sangre y polvo que cubrían sus ropas de batalla.
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THE FIRST OF HIS NAME
FanfictionEn las profundidades de los misteriosos confines de Volantis, donde la magia y el misterio se funden en un torbellino de poderes antiguos, un sacerdotisa roja en trance vislumbra una visión: una figura envuelta en llamas, con cabellos de plata ondea...