La mañana siguiente, Daenerys y Aegon lideraban al ejército a través de las calles de Desembarco del Rey, con la gente aclamando a su reina y su rey. Las capas rojas de la Guardia Real se mecían con el viento, mientras el sonido metálico de las armas y el trote de los caballos resonaban entre los muros de la capital y los dragones volaban sobre el ejercito. Daenerys cabalgaba a lomos de una yegua negra, mientras Aegon iba montado en un cebrallo. Los habitantes de la ciudad los recibían con vítores, lanzando flores al paso del ejército, reconociendo en ellos a sus líderes en la inminente guerra.
El ejército fue creciendo a medida que avanzaban por las tierras. Las tropas de las Tierras de la Tormenta, lideradas por Jon Connington, fueron las primeras en unirse. Soldados con el estandarte del grifo y el dragón avanzaban junto a los dornienses, quienes llegaban con su distintivo sol y lanza, marchando desde el sur. Las tropas del Dominio, al mando de Garlan Tyrell, también se unieron, aportando una fuerza considerable de caballeros y hombres bien entrenados. Las tierras de los ríos, lideradas por Tristan Mallister, aportaron sus arqueros y hombres de lanza, mientras que el Valle de Arryn, bajo el mando de Robin Arryn, llegó con sus jinetes y caballeros bien equipados, sumando fuerzas a esta gran coalición.
El ejército creció hasta convertirse en una fuerza imponente mientras avanzaban hacia el norte. Al llegar a los Gemelos, se reunieron con Daario Naharis, quien lideraba las tropas de las Tierras del Oeste. Aunque era extraño ver a Daario comandando a los hombres del Oeste, su habilidad para liderar y su lealtad hacia Daenerys era incuestionable. Desde los Gemelos, el ejército continuó su marcha hacia el norte, atravesando el Risco y finalmente llegando al Cuello.
El Cuello, con su aire húmedo y denso, les dio la bienvenida con un ambiente opresivo. El ejército comenzó a atravesar los pantanos
donde el paisaje se volvía cada vez más traicionero. Los lagartos-león se deslizaban por los charcos estancados, y la espesa niebla hacía difícil distinguir los peligros que acechaban. Las tropas avanzaban lentamente, sintiendo el terreno resbalar bajo sus pies. Aegon y Daenerys lideraban a sus hombres, sabiendo que los pantanos eran más peligrosos de lo que parecían. A medida que avanzaban, los lagos se extendían como trampas ocultas, y los lagos estancados se llenaban de ramas sumergidas que podrían quebrarse en cualquier momento.
ESTÁS LEYENDO
THE FIRST OF HIS NAME
FanfictionEn las profundidades de los misteriosos confines de Volantis, donde la magia y el misterio se funden en un torbellino de poderes antiguos, un sacerdotisa roja en trance vislumbra una visión: una figura envuelta en llamas, con cabellos de plata ondea...