Qavo Nogarys, tras aceptar ayudar a Aegon y su grupo, les entregó unas invitaciones meticulosamente elaboradas. Eran pergaminos de alta calidad, con el sello de la Antigua Sangre grabado en cera roja. Sin embargo, lo que más llamó la atención de Aegon fue una críptica frase en alto valyrio inscrita al pie de las invitaciones: "Drējagon lenton ēza, āeksia ūndes ōños." Aegon reconoció la amenaza implícita en la frase, que se traducía a: "El dragón debe caer, la sombra devorará el fuego". Era una referencia clara al plan de asesinar a Daenerys durante la reunión, disfrazada de un adagio enigmático.
"Así que es cierto," murmuró Aegon mientras pasaba la invitación a los demás. "La Antigua Sangre no solo planea una reunión con ella, sino que ya han tomado medidas para asegurarse de que su plan se cumpla."
Qavo asintió, su rostro sombrío. "Han contratado mercenarios para llevar a cabo el acto. Los hombres están ahora en la Casa del Mercader. Allí es donde se preparan para el golpe."
Aegon, mostrando su gratitud, lanzó una bolsa pesada de oro hacia Qavo. "Gracias, Qavo. Tu ayuda no será olvidada."
Con las invitaciones y la nueva información, el grupo se montó en sus caballos y comenzó el viaje de regreso a Volantis. Tras unas horas, llegaron a la imponente Casa del Mercader, un lugar lujoso y opulento, donde la élite de Volantis se hospedaba y cerraba negocios. A través de las ventanas iluminadas, se escuchaba el murmullo de conversaciones y risas, pero Aegon y su grupo estaban concentrados en una tarea más sombría.
Desde la sombra, observaron a un grupo de mercenarios, duros y experimentados, que conversaban en una esquina apartada de la posada. Sin que los mercenarios sospecharan, Aegon se acercó con su grupo, utilizando su ingenio para introducirse en la conversación. Con habilidad, sin mencionar a la Antigua Sangre ni a Daenerys, Aegon los hizo hablar del trabajo que les habían encomendado.
Uno de los mercenarios, un hombre de rostro adusto y cicatrices que atravesaban su mejilla, sacó una invitación similar a la que tenía Aegon, y la mostró con un gesto de aprobación. "El trabajo es simple," dijo el mercenario con una sonrisa torcida. "Nos aseguramos de que la sombra devore al fuego, y nos pagan una fortuna por ello."
Edric, que estaba junto a Aegon, susurró preocupado al oído de este, "¿Qué hacemos ahora?"
Aegon no respondió con palabras. Con la frialdad de un asesino entrenado, en un solo y fluido movimiento, sacó su daga y cortó la garganta del mercenario, el cual cayó al suelo sin emitir un sonido. El grupo, entrenado y despiadado, no dudó ni un instante. En un frenesí de violencia controlada, atacaron al resto de los mercenarios. El combate fue brutal y sanguinario; los hombres de Aegon eran rápidos y precisos, desmembrando a los mercenarios con una eficiencia aterradora. La pequeña esquina de la posada se llenó rápidamente del sonido de huesos rompiéndose, carne desgarrada, y el gorgoteo de las últimas respiraciones de los moribundos.
Cuando la última vida se extinguió, Aegon y su grupo revisaron los cuerpos, quitándoles las armaduras. Estas eran gruesas y oscuras, perfectas para ocultar sus rostros, lo que les permitiría infiltrarse en la Muralla Negra sin ser reconocidos.
Con las armaduras ensangrentadas en sus manos y las invitaciones aseguradas, Aegon se volvió hacia su grupo, su expresión llena de determinación. "Nos infiltraremos como ellos," dijo, su voz firme. "Nos convertiremos en las sombras que ellos pretendían enviar contra Daenerys, pero esta vez, el fuego no será devorado."
Sin más palabras, se prepararon para lo que sería una misión crucial dentro de las murallas más protegidas de Volantis.
Aegon y su grupo, vestidos con las armaduras de los mercenarios que habían eliminado, llegaron finalmente a la imponente Muralla Negra. La estructura, un enorme óvalo de piedra fundida, se alzaba majestuosamente ante ellos, separando la antigua Volantis de la moderna. La muralla, con setenta varas de altura y lo suficientemente ancha en la parte superior como para permitir el paso de seis cuadrigas al mismo tiempo, era una muestra impresionante del poderío arquitectónico valyrio. La roca sólida de la muralla no mostraba marcas de juntas ni mortero, y la superficie era lisa, casi como si hubiese sido esculpida por dragones en lugar de manos humanas.
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THE FIRST OF HIS NAME
FanfictionEn las profundidades de los misteriosos confines de Volantis, donde la magia y el misterio se funden en un torbellino de poderes antiguos, un sacerdotisa roja en trance vislumbra una visión: una figura envuelta en llamas, con cabellos de plata ondea...