Los suaves rayos del sol entraban por las ventanas de la habitación, bañando con una luz cálida la escena íntima entre Daenerys y Aegon. Los meses habían pasado desde la gran batalla en Desembarco del Rey, y aunque los desafíos no habían terminado, el peso de la victoria les había dado un respiro, un momento para disfrutar el uno del otro en medio de la calma antes de la próxima tormenta.
Aegon se levantaba lentamente de la cama, su cuerpo aún marcado por las cicatrices de las batallas recientes. Se estaba vistiendo, ajustándose la túnica mientras Daenerys permanecía tumbada entre las sábanas, su largo cabello plateado desparramado sobre los almohadones. Lo observaba con una sonrisa tranquila, su mirada llena de una mezcla de afecto y reflexión.
"Llevamos meses sin saber nada de los norteños," comentó Daenerys, con un tono casual, pero sus ojos reflejaban preocupación.
Aegon, ajustándose el cinturón, se giró hacia ella, alzando una ceja. "¿Y esas noticias que llegaron de Puerto Blanco?" preguntó, recordando los rumores que se habían extendido por la capital.
Daenerys suspiró, sentándose en la cama, envolviéndose con una fina manta de seda que dejaba sus hombros al descubierto.
"Los rumores decían que vieron a Jon Nieve y a Sansa Stark allí," dijo pensativa, sus labios fruncidos en una mueca de incertidumbre. "Pero, ¿crees que merece la pena ir a investigar?"
Aegon se quedó un momento en silencio, pensando. Sabía que el tiempo jugaba en su contra. Los Stark eran fuertes y orgullosos, y cuanto más tiempo pasara sin enfrentarse a ellos, más se reorganizarían y reclutarían aliados. Finalmente, rompió el silencio con un tono pragmático.
"Cuanto más tiempo pase, más aliados y fuerzas conseguirá el Norte," dijo, mientras recogía su espada del suelo y la colocaba en su funda. "Contra antes se arrodillen, mejor. Puedo ir con una pequeña comitiva e investigar. Si me lo permite mi reina, claro."
Sonrió con picardía, haciendo una pequeña reverencia en tono de broma, lo que provocó una suave risa en Daenerys.
Daenerys, disfrutando de ese momento ligero, se levantó de la cama con una elegancia innata, acercándose a Aegon. Con una mano en su pecho, lo miró a los ojos mientras su rostro se acercaba al suyo. "Tu reina te lo permite," susurró con un toque travieso en su voz, antes de besarlo suavemente en los labios.
Aegon correspondió el beso, saboreando el momento de tranquilidad. Mientras se separaban, la determinación volvía a sus rostros. Ambos sabían que el Norte no se quedaría quieto por mucho más tiempo, y que el próximo movimiento sería crucial para asegurar su dominio sobre los Siete Reinos.
Aegon salió de la habitación con una sonrisa fugaz tras despedirse de Daenerys, todavía saboreando el momento íntimo que habían compartido. La calma que habían disfrutado no duraría mucho, pues sabía que los deberes del reino exigían su atención. Mientras avanzaba por los pasillos de la Fortaleza Roja, se topó con Jon Connington, quien le saludó con una inclinación de cabeza.
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THE FIRST OF HIS NAME
FanficEn las profundidades de los misteriosos confines de Volantis, donde la magia y el misterio se funden en un torbellino de poderes antiguos, un sacerdotisa roja en trance vislumbra una visión: una figura envuelta en llamas, con cabellos de plata ondea...