A la mañana siguiente, el sol se alzaba sobre Volantis, bañando la ciudad en una luz dorada. Aegon se despertó en su nuevo hogar, un imponente palacio dentro de la Muralla Negra, resultado de la rebelión que había sacudido la ciudad. Se vistió con rapidez, sabiendo que el día traería nuevas decisiones y desafíos. Al salir de su habitación, se dirigió al palacio principal, donde Daenerys ahora residía.
Mientras subía las escaleras exteriores del palacio, Aegon notó los cambios que Daenerys había hecho. Las estatuas de esclavos que antes adornaban las entradas habían sido reemplazadas por un enorme estandarte de la Casa Targaryen, ondeando orgulloso al viento. Era un símbolo poderoso, un recordatorio de que Volantis ya no pertenecía a los que esclavizaban, sino a la Reina que había liberado a la ciudad.
Aegon empujó las puertas del salón principal y caminó hacia el balcón donde Daenerys estaba de pie, su figura envuelta en una túnica que brillaba bajo el sol de la mañana. Ella observaba la ciudad desde las alturas, su expresión serena pero llena de determinación.
"Las vistas son impresionantes," comentó Aegon, deteniéndose a su lado.
Daenerys, sin apartar la mirada del horizonte, respondió: "Lo son. Pero esto es solo el comienzo. Volantis ya es mía, Aegon. Ahora debemos seguir adelante. Los Dothraki y los Jogos Nhai son los próximos."
Aegon asintió, su mente ya calculando los pasos que debían seguir. "El viaje al territorio de los Jogos Nhai tomará unas semanas. Me llevaré solo un par de hombres. Franklyn y Rolly serán suficientes."
Daenerys lo miró de reojo, evaluando su propuesta. "Lleva también a Daemon y Edric. Parece que os lleváis bien, y los necesitarás. Es un camino largo y peligroso."
Aegon sonrió ligeramente, reconociendo la sabiduría en sus palabras. "Como desees."
Sin más, Aegon salió para buscar a los cuatro hombres, listo para informarles sobre la misión. Sabía que el viaje sería arduo, pero la recompensa podría cambiar el curso de su guerra.
Mientras tanto, Daenerys se reunió con Arela, Nysa, Ghysa, Arianne y Rose en la sala del trono. Su voz era firme mientras les daba instrucciones claras. "Volantis necesita liderazgo mientras estoy ausente. Confiaré en vosotras para mantener el control. Si necesitáis ayuda, buscad a Jon Connington, Lemore o Haldon. Este es un momento crítico, y no podemos permitir que la ciudad caiga en el caos nuevamente."
Las mujeres asintieron, entendiendo la gravedad de la responsabilidad que se les había encomendado. Sabían que la partida de Daenerys dejaba un vacío que debía ser llenado con fuerza y sabiduría.
Poco después, Aegon y su grupo, montados en sus caballos, abandonaron la ciudad por el gran portón de la Muralla Negra. El camino hacia el territorio de los Jogos Nhai sería largo y peligroso, pero Aegon sentía que estaba un paso más cerca de completar la misión que había iniciado. Mientras cabalgaban, las murallas de Volantis se desvanecían en la distancia, y ante ellos se extendía un vasto horizonte de desafíos y oportunidades.
Daenerys, de pie en el balcón, observó cómo desaparecían, su mente ya enfocada en los próximos pasos. Sabía que su destino estaba entrelazado con el de Aegon y que juntos cambiarían el mundo, comenzando por la conquista de los Dothraki y los Jogos Nhai.
Daenerys, decidida a continuar con su plan de expansión y conquista, salió del palacio para buscar a Gusano Gris, el fiel comandante de sus Inmaculados. Lo encontró en los barracones, donde supervisaba a sus hombres. Al verla acercarse, Gusano Gris se enderezó y la saludó con el respeto que siempre le demostraba.
"Necesito que me acompañes," dijo Daenerys con voz firme. "Reúne a tus mejores hombres. Vamos a ver a los Dothraki. Es hora de que se unan a nuestra causa."
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THE FIRST OF HIS NAME
FanfictionEn las profundidades de los misteriosos confines de Volantis, donde la magia y el misterio se funden en un torbellino de poderes antiguos, un sacerdotisa roja en trance vislumbra una visión: una figura envuelta en llamas, con cabellos de plata ondea...