Capitulo 58-Skane

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Aegon yacía en el suelo de la jaula, casi inconsciente. El dolor era insoportable; cada respiración se sentía como un puñal en el pecho. La sangre seca cubría su rostro y las heridas abiertas seguían ardiendo bajo el frío implacable de Skagos. En su mente, el eco de la batalla, la nieve, el hielo rompiéndose, el rugido de los dragones y el grito de Daenerys lo mantenían despierto, pero apenas.

De repente, un murmullo surgió entre la neblina que lo envolvía.

"Targaryen... Targaryen..."

La voz sonaba como una serpiente susurrando en la oscuridad. Aegon abrió los ojos lentamente, parpadeando para enfocar la vista, y lo vio. Al otro lado de las barras de hierro, una figura delgada y elegante, envuelta en una capa de terciopelo oscuro que contrastaba con la mugre y la sangre de su alrededor. El rostro de la figura estaba marcado por cicatrices, pero Aegon lo reconoció de inmediato. Braeden Vhassar.

Aegon, a pesar del estado en el que se encontraba, soltó una débil carcajada. "Braeden... nunca pensé que te vería de nuevo, y menos en esta helada mierda de isla."

Braeden, sin perder la compostura, sonrió. Una sonrisa cruel, llena de odio. "Pensaste que podrías matarme, ¿no es así? Como hiciste con mi padre, mi familia, mi nombre."

Aegon intentó moverse, pero sus fuerzas eran limitadas. Aún así, no dejó de sonreír. "Tu padre... Nyessos Vhassar... qué recuerdo más divertido. ¿Era él el que gritaba como un cerdo cuando lo atravesé, o fue tu madre?" Aegon se burló, a sabiendas de que cada palabra que decía aumentaba el odio en los ojos de Braeden.

El rostro de Braeden se endureció, pero mantuvo su postura fría. "Eras un niño jugando a ser rey entonces, Aegon. Un asesino arrogante. Liberaste a tu pequeña esclava, a Arela, destruiste mi casa, mi vida, y pensaste que con eso terminaría todo. Pero los Vhassar no caen tan fácilmente. Me he asegurado de sobrevivir... y prosperar."

Aegon soltó otra risa, aunque esta vez le provocó un dolor tan intenso que tuvo que detenerse. "Prosperar... ¿convirtiéndote en el perro de IIIyrio? Qué triste destino para un triarca de Volantis."

Los ojos de Braeden brillaron con furia, pero no dejó que Aegon lo viera perder el control. "IIIyrio me ha ofrecido lo que merezco: una oportunidad de venganza. Tú destruiste todo lo que tenía, pero ahora... ahora yo tengo el poder. Tú eres solo un prisionero, una sombra rota de lo que fuiste."

"¿Poder?" Aegon levantó débilmente una ceja, sus labios temblorosos aún esbozaban una sonrisa. "Si tenías tanto poder, ¿por qué no me matas aquí y ahora? Parece que todo lo que haces es hablar, Braeden."

Braeden se acercó más a las barras, inclinándose hacia Aegon, con los ojos llenos de una fría determinación. "Oh, te mataré, Targaryen. Pero no rápido. No, quiero que sufras. Quiero que sientas lo que es perderlo todo, como yo lo hice. Y entonces, cuando no quede nada de ti, cuando seas un cascarón vacío... solo entonces morirás."

Aegon se rió entre dientes, aunque su cuerpo estaba al borde del colapso. "Sufrir, perderlo todo... Braeden, ya estoy por encima de eso. He perdido amigos, a mi hermana, a mis padres... Y aquí estoy. ¿Tú crees que tu patética venganza me asusta? Tú siempre fuiste un cobarde, escondido tras el oro de tu padre. Sigues siéndolo, solo que ahora te escondes tras IIIyrio. El peor tipo de traidor."

Braeden, por un momento, dejó que su rostro reflejara la rabia que sentía, pero pronto recuperó su máscara fría. "Sigues siendo igual de arrogante... esa arrogancia fue lo que te llevó a asesinar a mi familia. Arela, esa perra, te cegó. Creíste que liberarla te hacía noble, cuando en realidad solo eras un asesino justificando su sed de poder."

Aegon escupió sangre en el suelo, sonriendo de nuevo. "Arela no era solo una esclava... Era una reina en comparación con tu familia de gusanos. Yo la liberé porque lo merecía. Y maté a los tuyos porque lo merecían. Esa es la diferencia, Braeden. Yo elijo a quién salvo... y a quién destruyo."

THE FIRST OF HIS NAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora