1. Andrew

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Habían pasado tres años desde aquella fatídica tarde donde todo se fue a la mierda

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Habían pasado tres años desde aquella fatídica tarde donde todo se fue a la mierda. Fuimos víctimas de un plan descabellado de alguien que se hacía llamar nuestro amigo, y nosotros en ningún momento sospechamos de él, lo peor fue que confiamos más en esa persona que en nosotros mismos, haciendo que nuestra relación se fuera a pique. Los secretos y las mentiras se interpusieron entre nosotros creando una profunda herida difícil de sanar.

Antes de saber toda la verdad, estaba desolado porque creía que Abril había estado jugando conmigo y que en realidad no me quería. Antes de saber la verdad, estaba hundido en el pozo negro de la desesperación y me costó un tiempo recuperarme, pero por suerte tenía a mis amigos al lado que no dejaron que me hundiese aún más. No solo me refugié en mis amigos, también tenía la música. Durante el año siguiente a la ruptura me centré en grabar con el grupo la maqueta con nuestras canciones y mandarla a diferentes discográficas y radios del país. Por suerte, alguien se fijó en nosotros y tres años después de aquella tarde fatídica podía decir que Supernova estaba rozando el éxito con la punta de los dedos. Aún nos quedaba muchísimo camino por recorrer, pero íbamos a buen paso, sin prisa pero sin pausa.

Ya había llegado agosto y en Londres hacía bastante calor a pesar de las tormentas veraniegas. Habían pasado dos meses desde que Héctor me lo confesó todo, hasta me dijo que llevaba enamorado de Abril desde que la conoció en el instituto. Al principio me sorprendió la llamada, ya que lo hacía desde un hospital psiquiátrico dónde lo habían ingresado, y no sabía nada de él desde que me marché de Barcelona. A medida que él iba hablando, más rabia iba sintiendo en mi interior, no me podía creer que mi amigo hubiese sido capaz de hacerme algo así. Algo tan rastrero y asqueroso como mentirme sobre mi novia. Me hizo creer que ella era la mala, que era una mentirosa y una infiel. Me había hecho creer que Abril era una manipuladora y que había estado jugando conmigo todo ese tiempo. Y yo, como un idiota, me lo creí todo en vez de confiar en ella, porque el fantasma de la Innombrable aún seguía muy presente en mi vida y me creí cada una de las palabras de Héctor en vez de creer en Abril.

Una semana después aún temblaba por la llamada que había recibido de Héctor; seguía sin creerme que él fuese el culpable de nuestra ruptura. Por su culpa me sentí aún más culpable de lo que ya me sentía por las cosas horribles que le dije aquella tarde. Estuve varios días dudando si intentar llamarla o no. Tenía miedo de que hubiese pasado página y que ni tan siquiera se acordara de mí, pero algo tenía que hacer, así que volví a revisar el correo electrónico que me había mandado Miri un mes antes de la confesión de Héctor. Cuando me lo mandó, ni tan siquiera le presté mucha atención pero ahora... sentía la necesidad de ir y apoyar a Abril en aquel día tan especial, aunque fuese a escondidas. Se trataba de una invitación a su primera exposición fotográfica y se llevaría a cabo en una sala de exposiciones en el centro de Barcelona el día catorce de agosto. Estaba muy orgulloso de que hubiese conseguido tantas buenas cosas en tan solo tres años, me alegraba tanto por ella... al fin y al cabo los dos habíamos podido lograr lo que más queríamos. Ella con la fotografía y yo con la música. Cuando Miri me mandó la invitación sabía que no iría porque no quería estropearle el día a Abril, me imaginaba que si aparecía por allí se cabrearía o algo así. Sin embargo, después de saber toda la verdad sobre Héctor, me dieron ganas de coger un avión hacia Barcelona y hablar con ella, pero seguía teniendo miedo a su reacción. Así que iría a Barcelona, alquilaría un coche para ir a la exposición, entraría en la sala sin que ella me viese y después me marcharía de allí y volvería a Londres.

Siempre nos quedará Edimburgo #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora