47. Abril

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Llegamos a Edimburgo a las siete y media de la tarde

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Llegamos a Edimburgo a las siete y media de la tarde. Tal y como había pasado en el viaje de ida, me quedé dormida durante las tres horas. Andrew me dejó en el hotel mientras él se iba a devolver la furgoneta a la empresa de alquiler. Al llegar a mi habitación dejé la mochila en la cama y puse enseguida las rosas en un vaso de agua para que no se marchitaran.

Estaba atontada, Drew me tenía embobada. Tenía unas ganas locas de estar con él, de visitar cualquier sitio con él, de pasar las noches enteras a su lado... pero tenía que frenarme. Antes de poner todos mis sentimientos en orden, tenía que hablar con Marc y eso no sabía cuando pasaría, ya que ni tan siquiera sabía si volvería a hacerme una visita durante la gira o no. Si no venía más, tendría que controlarme hasta que pudiera volver a Barcelona para hablar con él. Sin embargo, no estaba dispuesta a dejar de besarme con Andrew, era como una droga para mí. Así que tenía pensado seguir en ese juego peligroso que tenía con él mientras que controlaba todos los sentimientos locos que tenía por dentro.

El sonido del móvil me sacó de mi atontamiento. Me extrañé al ver que era Margaret quién me llamaba y contesté de inmediato.

—Hola cielo, ¿cómo estás? —preguntó cuando descolgué.

—Bien, ¿ha pasado algo?

—No, tranquila. Oye que... me ha comentado Andrew que vendrás a la cena del lunes.

Tragué saliva y asentí con la cabeza a pesar de que Marga no me estaba viendo. Me daba mucho apuro tener que ir a esa cena de gala con tanta gente importante, pero sabía que para Andrew era importante, así que tan solo acepté ir por él. Y porque me había dado cuenta de que necesitaba mi compañía.

—Sí, no estoy muy segura de ello, pero... iré. No tenía nada mejor que hacer.

—Genial —se rio ella—. Te lo pasarás bien, ya verás. En fin... primero quiero decirte que me alegra que hayáis arreglado lo vuestro. —Madre mía, si ella supiera de qué manera lo habíamos arreglado... me mordí el labio inferior al recordar todo lo que habíamos hecho la noche anterior—. Es un alivio saber que ya hay buen rollo entre los dos. Y también quería agradecerte que quieras venir a la cena del lunes. Sé que no te hace mucha ilusión, pero a los chicos les encantará tenerte allí, sobre todo a Andrew.

—No tienes que agradecerme nada, ir a la cena solo es una excusa para conocer a gente famosa.

Solté una risita y entonces escuché cómo Marga también soltaba una risotada.

—Ya, claro. —Se rio—. Creo que Andrew ya te lo ha comentado, pero el domingo es la prueba de vestuario y a ti te tocará por la mañana bien temprano. Te mostrarán varios vestidos y tú vas a tener que probártelos, si no te sientes a gusto con ninguno, no dudes en decirlo, lo importante es que tú te sientas a gusto. ¿De acuerdo?

—Me parece bien, ¿a qué hora será la prueba? ¿Y dónde?

—Ah, eso no te lo ha dicho. Será en tu misma habitación, no te preocupes. Nuestra estilista pasará sobre las nueve de la mañana y traerá todo lo necesario, yo también estaré con vosotras, para que estés más tranquila.

Siempre nos quedará Edimburgo #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora