—Que no voy a ir.
Volví a cruzarme de brazos ante las caras desesperadas de mis amigas. El concierto ya había acabado, Andrew y yo no habíamos vuelto a cruzar ni una mirada y lo agradecía mucho. Estábamos fuera, habíamos salido por una puerta lateral y nos dirigíamos hacia la parte de atrás dónde un montón de fans esperaban expectantes a los miembros de la banda.
—Por faaa... si solo serán unas copas y después nos vamos a casa.
—¿Qué necesidad hay de ir a ese hotel? Hay otros pubs en la ciudad.
—Ya bueno pero el bar de este hotel está de moda y se ve que mola un montón, venga vamos.
Me arrastraron hacia un autocar que supuse que estaría esperando a los miembros de la banda; volví a cruzarme de brazos y frené en seco. No pensaba quedarme allí para esperar al grupo.
—No voy a dar ni un paso más, no quiero acercarme a ellos.
—Pero tía, estaría bien felicitarles —replicó Miri con su mejor cara de inocencia. Inocencia falsa, claro.
—Pues coge esa cosa que se llama teléfono móvil, llamas a Keyla o a quien sea y los felicitas.
Se quedó un rato pensativa hasta que al final se encogió de hombros y me rodeó los míos para volver a caminar, esta vez en dirección contraria.
—Está bien, tú ganas... pero vamos al hotel.
Acepté ir al dichoso bar del dichoso hotel solo porque había conseguido que no nos quedásemos en la puerta trasera esperando al grupo. Escuché unas risitas y me di cuenta que mis amigas se estaban riendo; todas menos Miri que estaba intentando controlarse mordiéndose el labio inferior.
—¿Qué os pasa?
—Nada, tú tranquila. Vamos a tomarnos unas copitas y a disfrutar de lo que nos pueda ofrecer la noche.
Algo pasaba. Estaban raras. Demasiado relajadas. Había sido demasiado fácil convencer a Miri para que nos fuésemos de allí. Estaban tramando algo, lo sabía, las conocía demasiado bien.
—Me vas a explicar ahora mismo qué estáis tramando.
—Venga Abril, ya no somos pequeñas... no estamos para tramar cosas en tu contra.
Miré a Carlota enarcando una ceja.
—Literalmente hoy habéis hecho eso. Me habéis traído a un concierto de ellos sin yo no tener ni idea.
—Pero te ha gustado, no te quejes.
—No...
—Te ha encantado, punto.
Bufé cabreada sabiendo que había perdido la batalla. Las chicas iban con paso seguro caminando con un rumbo fijo; hacia el hotel dónde estaba ese bar de moda. Al cabo de unos diez minutos caminando, llegamos a un edificio de piedra blanca de unos diez pisos de altura. La puerta principal era acristalada, como la de la mayoría de los hoteles y fuera había gente; chicas jóvenes esperando a alguien. Nosotras entramos al edificio como si fuésemos dueñas de ese sitio y enseguida una mujer nos interceptó; Miri se presentó y le explicó que íbamos al bar y la mujer tan solo asintió y nos acompañó hacia allí. Nos llevó a través del vestíbulo y giró a la izquierda para enfilar un pasillo que terminaba con una puerta acristalada. Nos dejó pasar y entramos al bar. Era una sala grande, con una barra a la izquierda y varias butacas a la derecha; en el centro una enorme pista de baile que ya estaba ocupada por varias personas que bailaban de una manera bastante... ortopédica.
ESTÁS LEYENDO
Siempre nos quedará Edimburgo #2
Teen FictionATENCIÓN!!!! Esta es una segunda parte. Si no has leído Siempre nos quedará Londres te vas a comer unos cuantos spoilers y no entenderás nada. Sinopsis en el interior para evitar spoilers :)