22. Andrew

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La conversación con Keyla me aturdió más de lo que ya estaba

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La conversación con Keyla me aturdió más de lo que ya estaba. Sabía que debía hablar con Abril y ser sincero con ella pero estaba acojonado.

Llegamos a Waterford casi a las nueve de la noche ya que habíamos parado para cenar durante el viaje. Había pedido expresamente una habitación individual y así sería durante toda la gira. No me apetecía compartir habitación con nadie, ni con Rick ni con Lío y cómo éramos impares... me ofrecí voluntario para tener una habitación individual. Así estaría más relajado y podría irme a dormir a la hora que me diese la gana.

Aquella noche a penas dormí, le estuve dando vueltas a la conversación que tarde o temprano debería tener con Abril. No quería ocultarle nada, quería contárselo todo a pesar de que lo más probable era que me acabase odiando.

Por la mañana me desperté temprano y salí a correr por la zona. Ese sitio no lo conocía de nada, sin embargo lo que vi me gustó. Era una pequeña ciudad de edificios bajitos, con las calles adoquinadas y con un ambiente muy acogedor, nada que ver con las grandes ciudades como Londres. Bordeé el río, me adentré en la ciudad y finalmente llegué al teatro dónde teníamos el concierto dos días después. Por lo que sabía, era un teatro pequeño, de hecho habíamos vendido el máximo de entradas que eran tan solo seiscientas. Era el sitio más pequeño al que iríamos y la verdad es que no me importaba para nada porque los sitios pequeños tenían mucho más encanto. Descansé un rato en un parque que había cerca; a las siete de la mañana tan solo había gente haciendo footing y a dueños de perros paseando a sus mascotas con las legañas aún en sus ojos, así que se estaba muy tranquilo. La alarma de mi reloj pitó, ya llevaba diez minutos descansando, así que tocaba volver hacia el hotel. Decidí dar una vuelta más larga y no llegué a mi habitación hasta las ocho y media de la mañana; me duché, me vestí y me preparé un té en la tetera que había en el escritorio.

Mientras me tomaba el té en la pequeña terraza que había en la habitación, el móvil vibró y me quedé algo alelado al ver los mensajes que había recibido.

Abril: puedes venir a mi habitación?

Abril: siento si te he despertado pero es importante.

Abril: es la 214.

Abril quería hablar conmigo y decía que era importante. Empecé a rememorar las últimas horas para averiguar si había hecho algo malo o si le había dicho algo fuera de lugar, pero no me venía nada a la cabeza.

Fui corriendo al baño para comprobar mi aspecto, me veía bien, aún tenía el pelo algo mojado por la ducha pero tenía buen aspecto. No parecía un loco que se acababa de levantar de la siesta. Me puse perfume y me preparé mentalmente para que lo que fuera que Abril tenía que decirme. Salí de la habitación y cuando estuve delante de la suya respiré hondo. Respiré una, dos, tres, cuatro y cinco veces, y entonces llamé a su puerta.

Pronto escuché sus pasos que se acercaban y en un abrir y cerrar de ojos abrió la puerta de par en par. Me sonrió con timidez mientras se apartaba para dejarme pasar, le sonreí de vuelta y cuando entré en su habitación vi que encima de la cama había una caja de madera no muy grande.

Siempre nos quedará Edimburgo #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora