No podía dormir. A mi lado, Marc, dormía como un tronco; tan a gusto que hasta se le caía la baba. No habíamos hecho nada en toda la noche, a pesar de que sabía que ellos estaban de fiesta y no había nadie que nos pudiera escuchar. Algo dentro de mí me decía que no debía hacerlo, así que tan solo nos pusimos a dormir después de ver una película.
Me levanté para ir a lavabo y fue entonces cuando me pareció escuchar unos sollozos que venían de la habitación de al lado. Puse la oreja en la pared para comprobar que había oído bien. Y sí, mis oídos escuchaban a la perfección. Des de la habitación de Andrew me llegaban unos sollozos muy fuertes, con tanta angustia que me estrujó el corazón. Estuve tentada a llamar a su puerta y saber qué le ocurría, pero era tarde y no sabía si era bienvenida en su habitación teniendo en cuenta de que me había estado ignorando durante todo el día. Así que volví a la cama, dándole vueltas a la razón de su llanto. ¿Le habría pasado algo en la discoteca? ¿Sería por mi culpa? No tenía ni idea, pero estaba decidida a averiguarlo.
Al día siguiente, Marc y yo nos levantamos muy temprano. Yo tenía que ir al ensayo de la banda y por supuesto Marc iba a acompañarme; no iba a dejarlo solo en el hotel. Al bajar al restaurante para desayunar, divisé a Andrew sentado en un rincón dándole vueltas a un café que estaba segura de que ya estaba frío. Le pedí a Marc que me cogiera el desayuno mientras me encaminaba decidida hacia la mesa de Andrew, sin embargo, no pude llegar. La mano de Lío se enroscó en mi muñeca, impidiéndome llegar hasta su mesa. Me giré hacia él con el ceño fruncido sin entender a qué venía eso.
—No vayas, necesita estar solo.
—Pero yo... —me giré hacia Andrew, había levantado la mirada para observar el exterior y me di cuenta de que tenía los ojos enrojecidos e hinchados.
—Abril, por favor —pidió Lío—. Déjalo tranquilo, él no... no está bien.
—¿Pero qué le ha pasado?
Por la mirada que me dedicó, supe enseguida que era por mi culpa. El estado anímico de Andrew se debía a algo que yo había hecho y a juzgar por lo que pasó el día anterior, podía intuir que se debía a la visita de Marc.
—Ve con Marc y deja a Andrew tranquilo, al menos hoy... por favor.
Asentí sin mucho convencimiento. Quería hablar con él, quería tranquilizarle y prometerle que pasara lo que pasara siempre podría contar conmigo. Pero en final hice lo que me pedía Lío, él más que nadie sabía qué necesitaba su amigo y si me decía que necesitaba estar solo era porque realmente lo necesitaba. Así que me fui hacia la mesa que Marc había escogido y empecé a desayunar con la mente algo lejos de allí.
—¿Abril? ¿Me estás escuchando?
Marc había colocado una mano encima de la mía para llamar mi atención; me había quedado sumida en mis pensamientos.
—Sí, perdona, ¿qué me decías?
—Que después del ensayo podríamos ir a comer por ahí, los dos solos. ¿Qué te parece?
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Siempre nos quedará Edimburgo #2
Novela JuvenilATENCIÓN!!!! Esta es una segunda parte. Si no has leído Siempre nos quedará Londres te vas a comer unos cuantos spoilers y no entenderás nada. Sinopsis en el interior para evitar spoilers :)