No contesté a ese mensaje. Ni al siguiente que me mandó media hora después. Ni al último que me mandó justo antes de cenar. Si quería ignorarle como él lo había estado haciendo conmigo, tenía que hacerlo bien.
A la hora de cenar, bajé al restaurante y al llegar, vi que Andrew se había levantado de su silla y se dirigía hacia mí con paso decidido. No me quedé parada para esperarle, empecé a andar hacia la mesa pero por otro lado, evitándole. Él, cuando vio que me desviaba, giró y se plantó por el mismo lado por dónde iba yo. Lo tenía justo en frente y cuando fui a pasar por en medio de dos mesas, él me lo impidió cogiéndome de la muñeca. Me zafé de su agarre con un movimiento brusco y me encaré a él.
—¿Qué se supone que haces? No vuelvas a agarrarme.
—Hace una hora te he dicho que quería hablar contigo y aún estoy esperando a que llames a mi puerta.
Solté una risa que quería ser algo sarcástica y me crucé de brazos.
—Pues sigue esperando, a ver si te salen raíces.
Volví a hacer el intento de irme pero él, volvió a agarrarme del brazo. Me moví con brusquedad, consiguiendo que me soltara.
—No vuelvas a tocarme, Andrew. Y que te quede clara una cosita, no voy a ir corriendo a por ti cada vez que quieras hablar. Hace unos días era yo la que quería hablar y me ignoraste, así que ya que tú no eres capaz de comunicarte, yo tampoco lo haré. No pienses ni por un segundo que puedes hacer conmigo lo que te dé la gana porque no es así. Yo también sé jugar al juego de ignorar al otro.
Y bien digna me fui hacia la mesa dónde me esperaban los demás. Rick aplaudió en cuanto me senté en la mesa, logrando que soltara una carcajada que me hizo liberar toda la tensión que tenía dentro. Keyla, a mi lado, me rodeó con los brazos y me dio un sonoro beso en la mejilla.
—Estoy orgullosa de ti, así me gusta, que pongas los ovarios encima de la mesa.
Cuando Andrew volvió a la mesa lo hizo callado y mirándome como si le hubiese dicho que Harry Potter era una mierda de saga. Por suerte se había sentado a la otra punta de la mesa, así que no tendría que mirarlo en toda la cena. Y así lo hice, lo ignoré tal y como él había hecho los últimos días. ¿Me costó? Muchísimo, hasta me dolían los ojos por el esfuerzo que estaba haciendo al no mirar hacia mi izquierda, pero valió la pena.
Después de la cena, todos se fueron de fiesta menos yo, que me quedé en mi habitación descansando del viaje. No podía entender cómo era posible que tuviesen ganas de fiesta, yo tan solo quería dormir hasta el día siguiente. Y así lo hice, no me desperté hasta la mañana siguiente. Me levanté temprano, ya que había ensayo en la sala. Ese local también era grande, cabían más de dos mil personas y habían vendido todas las entradas. Por lo que me contó Marga un día, estuvieron a punto de añadir una segunda fecha pero al final no lo hicieron.
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Siempre nos quedará Edimburgo #2
Teen FictionATENCIÓN!!!! Esta es una segunda parte. Si no has leído Siempre nos quedará Londres te vas a comer unos cuantos spoilers y no entenderás nada. Sinopsis en el interior para evitar spoilers :)