Quedarme tranquila en cama es más duro después de eso. Quiero estar haciendo algo, averiguando más acerca del Distrito 13 o ayudando a la causa de traer abajo al Capitolio. En vez de eso me quedo sentada empachándome de bollos de queso y mirando dibujar a Peeta. Haymitch se pasa ocasionalmente para traerme noticias de la ciudad, que siempre son malas. Más gente siendo castigada o cayendo por el hambre.
El invierno ha empezado a retroceder para cuando mi pie es declarado útil. Mi madre me da ejercicios para hacer y me deja andar sola un poco. Me voy a dormir una noche, decidida a ir a la ciudad a la mañana siguiente, pero me despierto para encontrar a Venia, Octavia y Flavius sonriéndome de oreja a oreja.
— ¡Sorpresa! ― Chillan. ― ¡Llegamos pronto!
Después de recibir ese latigazo en la cara, Haymitch retrasó su visita varios meses para que pudiera curarme. No los estaba esperando hasta dentro de otras tres semanas. Pero intento aparentar estar deleitada de que mi sesión de fotos nupciales haya llegado por fin. Mi madre colgó todos los vestidos, así que están listos, pero para ser sinceros, no me probé ninguno.
Después de los histrionismos habituales sobre el deteriorado estado de mi belleza, se ponen directos al trabajo. La mayor preocupación es mi cara, aunque creo que mi madre hizo un trabajo bastante destacable curándola. Sólo hay una línea rosa pálido a través de mi mejilla. El latigazo no es de conocimiento público, así que les digo que resbalé sobre hielo y me corté. Y después me doy cuenta de que es la misma excusa que utilicé para mi pie, lo que va a hacer que andar con tacones altos sea un problema. Pero Flavius, Octavia y Venia no son de los que sospechan, así que en eso estoy a salvo.
Ya que sólo tengo que estar sin pelos durante unas pocas horas en vez de varias semanas, me afeitan en vez de hacerme la cera. Todavía tengo que empaparme en una bañera de algo, pero no es asqueroso, y estamos con mi pelo y maquillaje antes de que me dé cuenta. El equipo, como siempre, está rebosante de noticias, de las que habitualmente intento por todos los medios desconectar. Pero entonces Octavia hace un comentario que capta mi atención. No es más que una observación pasajera, en realidad, sobre cómo no pudo conseguir langostinos para una fiesta, pero me inquieta.
— ¿Por qué no pudiste conseguir langostinos? ¿Están fuera de temporada? ― Pregunto.
— ¡Oh, Katniss, no hemos podido conseguir nada de pescado durante semanas! ― Dice Octavia.
― Ya sabes, porque el tiempo ha sido tan malo en el Distrito Cuatro.
Mi mente empieza a zumbar. Sin pescado. Durante semanas. Del Distrito 4. La apenas contenida furia en la muchedumbre durante el Tour de la Victoria. Y de pronto estoy completamente segura de que el Distrito 4 se ha rebelado.Empiezo a cuestionarlos casualmente sobre otros problemas que el invierno les ha traído. No están acostumbrados a querer, así que cualquier interrupción en el suministro produce un impacto en ellos. Para cuando estoy lista para ser vestida, sus quejas sobre la dificultad de conseguir diferentes productos―desde marisco a chips de música a lazos―me ha dado una idea de qué distritos pueden estar rebelándose. Pescado del Distrito 4. Aparatos electrónicos del Distrito 3. Y, por supuesto, telas del Distrito 8. La idea de una rebelión tan extendida me deja temblando con miedo y excitación.
Quiero preguntarles más, pero Cinna aparece para darme un abrazo y revisar mi maquillaje.
Su atención va directa a la cicatriz de mi mejilla. De alguna forma no creo que se crea la historia del resbalón sobre hielo, pero no la cuestiona. Simplemente ajusta los polvos en mi cara y lo poco que puedes ver de la marca del látigo se desvanece.
Abajo, el salón ha sido vaciado e iluminado para la sesión de fotos. Effie se lo está pasando pipa dándole órdenes a todo el mundo, manteniéndonos a todos siguiendo el horario.
Probablemente eso es bueno, porque hay seis vestidos y cada uno requiere su propio velo, zapatos, joyas, peinado, maquillaje, entorno e iluminación. Lazos color crema y zapatos rosas y tirabuzones. Satén marfil y tatuajes dorados y vegetación. Una cubierta de diamantes y un velo enjoyado y luz de luna. Pesada seda blanca y mangas que caen desde mi muñeca hasta el suelo y perlas. En cuanto una imagen ha sido aprobada, vamos directos a prepararnos para la siguiente. Me siento como masa, siendo moldeada y dada una nueva forma una y otra vez.Mi madre consigue darme bocados de comida y sorbos de té mientras trabajan en mí, pero para cuando termina la sesión, estoy muerta de hambre y exhausta. Tengo la esperanza de pasar algo de tiempo con Cinna ahora, pero Effie apresura a todos por la puerta y tengo que conformarme con la promesa de una llamada telefónica.
La tarde ha caído y mi pie me duele por todos esos locos zapatos, así que abandono toda idea de ir a la ciudad. En vez de ello subo arriba y me limpio las capas de maquillaje y acondicionadores y tintes y después bajo para secar mi pelo junto al fuego. Prim, que vino a casa desde el colegio a tiempo para ver los dos últimos vestidos, charla sobre ellos con mi madre. Las dos parecen encantadas con la sesión de fotos. Cuando me derrumbo sobre la cama, me doy cuenta de que es porque creen que estoy a salvo. Que el Capitolio ha hecho la vista gorda ante mi interferencia en el azotamiento ya que nadie va a pasar por tantos problemas y gastos por alguien que al planea matar en cualquier caso. Claro.
En mi pesadilla, estoy vestida con el vestido de seda, pero está rasgado y embarrado. Las largas mangas se quedan continuamente enganchadas en espinas y ramas mientras corro por el bosque. La manada de tributos mutantes se acercan más y más hasta que me alcanzan con aliento cálido y colmillos goteantes, y grito hasta despertarme.
Ya casi amaneció y no merece la pena intentar volver a dormirme. Además, hoy de verdad que necesito salir y hablar con alguien. Gale estará inalcanzable en las minas. Pero necesito a Haymitch o a Peeta o a alguien con quien compartir la carga de todo lo que me ha pasado desde que fui al lago. Bandidos fugitivos, verjas electrificadas, un Distrito 13 independiente, recortes en el Capitolio. Todo.
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En llamas
Teen FictionSegundo libro de la trilogía "Los Juegos del Hambre" Todos los derechos le pertenecen a la autora Suzanne Collins.