¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Kazutora regresó a casa en medio de la oscuridad de la noche, sus pasos pesados resonaban en el silencio de la calle vacía. Al llegar a la puerta de su modesto apartamento, sintió un obstáculo bloqueando su entrada. Frunció el ceño y con cuidado apartó lo que resultó ser uno de los juguetes de su hijo. Con un suspiro, abrió la puerta y entró en la penumbra.
Al encender la luz, se encontró con la figura de su hijo, Hiroshi, durmiendo en el suelo cerca de la entrada. Kazutora se agachó suavemente y lo levantó en brazos, despertándolo en el proceso.
Kazutora. Hiroshi, ¿qué haces aquí a estas horas?
Preguntó con voz cansada mientras acunaba al niño en sus brazos.
Hiroshi, aún adormilado, parpadeó un par de veces antes de enfocar la mirada en su padre.
Hiroshi.Papá, ¿dónde estabas? Te esperé
Kurmuró con voz somnolienta.
Kazutora tragó saliva, sintiendo un nudo en la garganta.
Kazutora. Lo siento, hijo. Tuve que trabajar hasta tarde
Respondió con pesar, sabiendo que no era la verdad completa, pero tampoco quería preocupar a su pequeño.
Hiroshi frunció el ceño, sus ojos llenos de confusión y preocupación.
Hiroshi. Pero papá, siempre llegas a casa temprano
Dijo con sinceridad, sin entender del todo la situación.
Kazutora acarició suavemente el cabello de su hijo, luchando contra las lágrimas que amenazaban con escaparse.
Kazutora. Lo sé, Hiroshi. Pero hoy fue diferente. Papá tiene algunas cosas en las que está trabajando, pero prometo que todo estará bien
Fijo con voz firme, tratando de infundir tranquilidad en las palabras.
Hiroshi asintió lentamente, aunque no completamente convencido.
Hiroshi. Está bien, papá. Solo no vuelvas a tardar tanto, ¿de acuerdo?
