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A quien corresponda,
¡Malditos bastardos!
¿Cómo se atreven a amenazar a mi familia? ¿Creen que pueden intimidarme con sus juegos sucios? Están muy equivocados. Les advierto una vez, y solo una vez: si intentan poner un dedo sobre mi esposa o mi hijo, no habrá lugar seguro en este mundo donde puedan esconderse. Haré pedazos su maldita organización desde adentro hacia afuera, y no descansaré hasta que cada uno de ustedes esté en la cárcel o en el infierno.
Consideren esta carta como su última advertencia. No me hagan venir a buscarlos.
Atentamente, Mikey
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