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Raito, después de su encuentro con Takemichi, intentó varias veces regresar a su tiempo. Sin embargo, algo parecía estar impidiéndole realizar el viaje de vuelta. Con cada intento fallido, su frustración crecía, pero también aumentaba su determinación de aprovechar al máximo su tiempo en el pasado.
Takemichi, consciente de la difícil situación de Raito, decidió quedarse a su lado y ayudarlo a adaptarse mientras encontraban una solución. Un día, después de una intensa discusión sobre las teorías del tiempo, Takemichi sugirió que se tomaran un descanso y salieran a dar una vuelta por la ciudad.
Mientras caminaban por un parque tranquilo, Raito y Takemichi conversaban sobre la vida y las luchas que habían enfrentado. Fue entonces cuando Raito notó a una pareja sentada en un banco cercano. La risa familiar de la mujer captó su atención, y cuando se acercó un poco más, su corazón dio un vuelco.
Allí, en el banco, estaban su padre, Mikey, y su madre, TN. Mikey, el temido líder de la pandilla, se comportaba de una manera completamente distinta. Parecía casi vulnerable, como un cachorro, mientras miraba a TN con adoración.
Raito. Takemichi, ¿esos son...?
Raito no pudo completar la pregunta, sus ojos fijos en la escena ante él.
Takemichi asintió lentamente, también sorprendido por el comportamiento de Mikey.
Takemichi. Sí, eso es Mikey. Pero nunca lo había visto así.
Mikey tomó la mano de TN y sonrió de una manera que Raito nunca había visto.
Mikey. TN, me alegra tanto que podamos pasar este tiempo juntos. A veces siento que el peso del mundo desaparece cuando estoy contigo.
TN se rió suavemente, acariciando la mejilla de Mikey.
Tn. Mikey, siempre tan dramático. Pero me gusta este lado tuyo. Es... encantador.
Mikey se sonrojó ligeramente, algo que dejó a Raito boquiabierto.
Mikey. Solo contigo, TN. Eres la única persona que me hace sentir así.
