Capítulo 14

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Subo, la puerta de mis padres está cerrada. Bajo y me pongo una copa. La primera del día, bueno, de la tarde. Parece que fue hace cinco minutos cuando terminamos de comer. Vuelvo a subir y me siento al lado de Ángel, que ocupa el sillón entero porque está tumbado mientras bebe. Le digo que está cómo un rey. Ríe y me hace hueco. Aparece Enrique y nos saca una buena foto en el momento preciso. De las pocas que tengo con él. Enrique siempre anda con la cámara y nunca me acuerdo. Le pregunto si también hizo en el camping y me dice que claro. Quiero verlas. No sé por qué se lo guarda todo como un tesoro. Comenta que tiene unas cuantas nuestras. Tomando el sol, en el agua, al lado de la tienda. Me enfurruño porque no las he visto. Cabrón. Veo que Maca se está haciendo sitio a nuestro lado en el sofá. Le ofrezco una copa, pero no quiere. Es raro que beba. No sé descifrar su cara en ese momento. Victoria y María nos miran y se nota que están pensando de qué va lo de Ángel y lo de Maca y Enrique. Juan se ha sentado en un sofá y nos está mirando mal. Es su problema. Como el de Andrés, que se pone a su lado al instante.

Los vemos hablar por lo bajo, y pronto el ambiente cambia. Entre las bebidas, los cotilleos y que somos muchos, nos estamos cansando de aguantarnos. Hemos empezado a jugar, para ver si se calman los ánimos, pero a la mitad del personal no le apetece y la otra nos estamos peleando por cómo se juega a lo que han propuesto Enrique y Ángel. No me entero de las reglas y decido mirar. Empiezo a aburrirme y Maca también. Estamos cansadas. Algunos quieren cenar temprano para recoger y marcharnos y me parece buena idea. Me voy con el hermano de Ángel y nos podemos a calentar pizzas en el microondas. Al sacar una de ellas nos manchamos los dos y yo saco una servilleta de tela que está en la mesa, pero al extenderla aparecen hormigas por todas partes que van a parar a una de las pizzas. « ¡Qué asco!», gritamos ambos. Luego nos reímos. «Hemos perdido una». Subimos la cena y nos comentan que falta una. Nos miramos y nos entra la risa de nuevo. «Si la quieres está en la basura».

Maca no quiere comer. Yo solo cojo un trozo, las hormigas me han quitado el hambre y también mirar la cara de Andrés. Juan vuelve a estar pegado a Victoria y de vez en cuando me mira. Comento que voy a empezar a recoger. Solo se ofrece Maca para ayudar y más tarde los hermanos y Enrique. Juan ni se inmuta. Está enfadado como un niño.

Cuando lo dejamos todo a punto, nos vamos. La vuelta es silenciosa. Sobre todo porque Maca y Enrique parecen no tener mucho que decirse ahora. Ángel va sentado delante, por lo que no puedo tontear demasiado. La situación me ha parecido extraña. Cuando llegamos, nos dejan en la puerta de nuestras respectivas casas. Ángel me acompaña al portal. Solo eso. Un amago de abrazo, de roce y ya. Enfrente están Andrés y Juan, puede que se corte por eso. Enrique se acaba de marchar con María. También me fijé en que Victoria se despidió de Juan como una chica enamorada.

Es demasiada información para un solo día. Decido darle vueltas por la noche, o mañana.

Algo raro pasóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora