Capítulo 44

2 1 0
                                    


Libro Tercero

1

Desde que hemos vuelto del viaje las cosas han cambiado perceptiblemente. Miro a mis compañeros de instituto de otra manera. Hemos tenido mucha intimidad en esos cinco días y ningún mal rollo y las cosas, pasadas unas semanas, siguen igual o incluso mejorando. Eduardo me ha hecho contarle mil veces los detalles del viaje. Nos hemos reído con las fotos. Los chicos se han estado pasando fotos de Martina y mías. Cuando les hemos pillado se han puesto rojos como tomates. Hemos ido haciendo copias de las fotos más interesantes. No paramos de rememorar lo que hemos visto, vivido o sentido.

Un sábado por la mañana que estoy acompañada de Juan nos encontramos con Paula que me dice toda emocionada que ha estado revelando más fotos. Le pido verlas, pero ella me hace un gesto, imperceptible para Juan, y decido verlas el lunes. Las fotos son de las que hacíamos de estrangis y seguro que hay alguna en la que salgo durmiendo con Carlos y Mario. No he vuelto con él, pero tampoco es plan de restregarle la herida. Aunque sé que ha hecho algo imperdonable. La primera semana Martina y yo habíamos revelado las fotos con Marco, el italiano. Teníamos una cada una. La mía estaba escondida entre papeles, pero hace días que ha desaparecido y sé que ha sido él. La habrá roto sin preguntar quién sale y sin importarle mis sentimientos. Nunca le he hecho algo parecido. Lo peor de haber vuelto, en parte, es esta realidad agónica de la que no logro salir.

Por lo demás, sus amigos y él siguen subiendo a casa. Andrés también y resultan bastante cansinos. Juan no acepta que no quiero nada con él, que he sido más feliz que en los últimos meses y que quiero seguir reviviendo ese mundo unas semanas más. Pero se dedican a engatusar al personal y finalmente, los fines de semana, aparecen. Hasta los que nunca han sido invitados.

Algo raro pasóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora