Capítulo 31

2 1 0
                                    


Libro segundo

1

Pasadas las navidades las relaciones cambiaron perceptiblemente. Ahora salgo más con Mónica, que se está convirtiendo en una amiga inseparable. Por otro, sigo quedando con Maca y con el resto de habituales. Pero no de la misma forma. Sé que Maca sigue manteniendo sus «citas» con Enrique, pero después de lo ocurrido un mes antes con Ángel y Juan, apenas me cuenta de qué hablan. Algunos días, imagino que charlan sobre cómo estaríamos ahora si las cosas no se hubiesen precipitado de esa manera tan extraña y abrupta. Otras, me gusta pensar que finalmente he elegido bien. Que me he quedado con la persona que ha luchado, digámoslo así, por mí, porque lo que es Ángel, hacer lo que se dice hacer, no hizo mucho. Pero en el fondo no termino de encontrarme bien. Odio cualquier cosa que tenga relación con Andrés, que por alguna razón inexplicable está cada día más presente en mi vida. Se le nota muy motivado con respecto a mantener la unión entre Juan y yo, y le gusta Mónica, que parece más domable que Maca, aunque lo que él no sabe es que a diferencia de él, yo tengo amigas de verdad y Mónica no es para nada como él cree.

No he vuelto a ver a Ángel. Ni con Enrique, ni con su hermano pequeño, ni por la calle, ni en la parcela. Es como si se lo hubiera tragado la tierra. En este momento no le echo de menos. Desapareció de tal forma que es casi como si nunca hubiera existido. Día a día voy pensando menos en él. Me centro en las clases y en el inminente viaje de final de curso que tendrá lugar esa primavera, justo después de los exámenes.

Mi relación con Juan no avanza demasiado. Seguimos estando a la gresca cada vez que surge la oportunidad. Nuestros encuentros íntimos son prácticamente inexistentes. No hay ganas por parte de ninguno. Lo que sí quiero y pronto es perder la virginidad. Creo que se está convirtiendo en un lastre. No me apetece que sea con Juan, pero de momento no tengo una opción mejor o que me convenza más. Al final a él ya lo conozco y tenemos confianza, aunque si lo hago con él va a ser como hacerlo con un amigo. Ahora mismo solo acepto su presencia en mi vida porque me siento sola. Viene todas las noches a cenar y eso me reconforta. Sé que mantiene una vida paralela, algo que sigo sin comprender, pero giro en su órbita y me he acostumbrado.

Le comento un día de pasada lo de hacerlo. En un principio no me entiende, se lo tengo que explicar porque no se espera que le hable de ese tema a esas alturas. Está encantado con la idea y lo planificamos como si fuera algo que se deba planificar y no algo que debe surgir un día al azar. Elegimos, como es lógico, un día en el que mamá y Javier no estén y cuando mi hermano se haya marchado. Un rato antes de que vengan sus amigos a casa. Sigo sin entender tampoco esto. Lo de sus amigos a perpetuidad en mi casa.

Lo prepara todo él. Yo solo quiero terminar con el ritual. No hay mucho que contar. Lo hacemos en mi cama. De forma mecánica. Intenta que yo sienta algo, pero la realidad es que no siento nada. No le deseo. No me gusta como cuando nos conocimos. Sangro un poco y ya. He cumplido. Me ducho y quedo con Mónica a la que se lo cuento de pasada. Me mira sorprendida porque le parece que le estoy dando el parte de las noticias, pero como yo he dejado de responder, ella no insiste. Nos bajamos al centro, dejando a Juan con sus amigos solos en mi casa. Es un día triste.

Al rato coincidimos en un bar con mis amigas de siempre. Les cuento, como si nada, lo de Juan. Se quedan un poco cortadas, no por haberlo hecho, sino por las pocas ganas con lo que se cuento.

Quiero olvidarme del tema, solo se lo he contado porque considero que tienen que saberlo. Para eso están, ellas me cuentan y yo les cuento. Aunque en las últimas semanas sospecho que Cata y Eva se ven mucho y yo no me entero. No me molesta eso, sino que lo hagan en secreto. Parece que las cosas están cambiando y a la vez se han quedado como estaban. Cambia la relación que hay entre nosotras. Cada día vamos quedando menos. Nos estamos separando. Evolucionamos. Sin embargo Maca y yo estamos en el mismo punto. Ella no lo confiesa, pero su relación con Enrique no va hacia delante. Y yo, aunque me voy desprendiendo poco a poco de viejos hábito, sigo aferrada al peor de todos.

Algo raro pasóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora