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Una mala noticia me llega justo unos días antes de marcharnos. Eduardo no puede venir. Ha surgido algo en su casa y le va a ser imposible por lo que seguirá nuestras aventuras con goteo, vía móvil –que funciona con saldo y que no tiene cobertura la mitad de las veces-. Hay otros compañeros que también se quieren poner en contacto con nosotros esos días, así que decidimos que los llamaremos por las mañanas, si podemos, para que estén todos juntos en clase.
Insisten en que nos saquemos muchas fotos. Les comento que yo voy a ir con una cámara de fotos arcaica porque mi madre no me deja llevar la buena y además es muy grande. Es tan antigua que he tenido que aprender a usarla y tengo que pillarle el truco a lo de sacar el carrete sin que se vele. Pero no funciona siempre bien, a veces no lo recoge del todo y si por casualidad le da la luz me quedo sin las fotos. Pero les prometo que intentaré hacer el máximo posible y de la mejor manera. Algunos compañeros llevan sus propias cámaras también, lo que es muy buena noticia. Al finalizar el viaje haremos copias para quién quiera y ya está.
Me he enterado de que viene también un compañero poco conocido pero que cae muy bien a la gente. Yo apenas he cruzado algún saludo con él, pero parece simpático. Se llama León y es amigo de Eduardo, entre otros. Hablamos justo antes del viaje para conocernos. Enseguida nos caemos bien. También con Martina. Parece que vamos haciendo piña. Es curioso cómo personas que nunca se han relacionado tengan tan buen rollo desde el primer instante. Hablamos de todo un poco para conocernos mejor. Comentamos hasta la ropa que vamos a llevar al viaje, el lío con las cámaras, hacemos bromas, de repente estamos un grupo enorme de gente que conozco y de gente que no, pero en muy buen tono. Ahora me siento nerviosa pero a la vez tengo la sensación de que va a salir bien, de que lo vamos a pasar genial, porque noto el buen rollo en general por parte de todos. Incluso con los que no me llevo tan bien, han cambiado, temporalmente, el chip.
Estoy triste por los que se quedan, pero va a ser toda una aventura.
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Algo raro pasó
Teen FictionJulia emprende un camino espinoso de descubrimientos en los años 90; sus primeras experiencias en el amor, el sexo, los viajes con amigos, el acceso a las discotecas y al alcohol. De este modo, se da cuenta de que todo está por hacer, sumiéndose en...