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Comentamos entre semana todo lo acontecido el sábado. Talía está rara, pero no nos dice si le pasa algo. Le cuento que he empezado a recibir mensajes de Hugo. Parece bastante simpático, aunque que insista tanto en volver a vernos me está agobiando un poco. Me dice que podíamos ir al cine, pero me parece que es un poco precipitado ir a solas con él. Va demasiado rápido y yo no busco un sustituto de Juan, qué bastante le sufro ya a él hasta cuando rompemos. Miro a Talía y le pregunto si le apetecería ir a ver algo al cine y luego tomar algo. Me dice que le resulta raro, pero que vale. Le pregunto a Hugo si le parece bien que venga Talía, al fin y al cabo es la que nos ha presentado. No pone pegas, aunque me lo imagino en su casa desesperado, porque no viene a solas conmigo. Esa idea me hace gracia.
Quedamos el miércoles por la tarde para ver Amor Ciego. Tiene buena pinta, aunque a mí todo en lo que salga Gwyneth Paltrow me encanta. El director en Peter Farrelly, que normalmente hace tonterías. De todas formas no le ponemos pegas, la ha escogido Hugo. Creo que no sabe que no son las películas que más me gustan, pero al pobre ya le he impuesto la presencia de una amiga así que no digo nada.
Quedamos en la puerta del cine. Talía y yo bajamos desde nuestro barrio andando. Cuando llegamos, Hugo ha cogido las entradas ya. Como es el día del espectador, la sala está hasta arriba. Yo me siento entre los dos. Hemos cogido palomitas, Coca Cola y alguna chuche más. Nos reímos mucho con la cinta y además tiene un mensaje bonito. Hugo no intenta meterme mano, pero si se acerca a mí bastante. A ver, el chico está de muerte, pero va a por todas demasiado deprisa. Creo que se da cuenta en algún momento y lo deja estar. Es raro que Talía haya venido a esa «cita», pero es que está lanzado conmigo y me pone nerviosa.
Al terminar nos vamos los tres a un bar cercano. Tomamos unas Coca Colas y poco más. Aunque él quiere acompañarnos o incluso que me quede yo sola un rato, la verdad es que no me apetece y prefiero subir con Talía. Nos despedimos con un beso, mientras mi amiga se aleja caminando rumbo a casa. Le digo que ya nos vemos el fin de semana y que tiene que ir más despacio.
Mientras subimos andando vamos comentando. Talía opina que está enamorado desde el momento en el que me vio. Yo me río. Hablamos un poco de Juan, que sigue rondando mi casa casi a diario y no sé qué hacer con él. Se me está complicando mi superaño.
Al llegar a casa llamo a Maca. Resulta que ella también ha tenido noticias de Leo, aunque también ha quedado con Enrique. ¡Vaya rompecorazones está hecha! Le pregunto si va a quedar con Leo y me responde que para el fin de semana. Maca tiene que superar que se liase con Mónica, aunque solo fuera un beso. La verdad es que a la pobre siempre le tocan los chicos más guapos pero también los menos honorables.
Así que nos preparamos durante la semana para el sábado.
Les contamos a Martina y al resto nuestros planes. Nos pasamos las horas de clase escribiendo notitas, cartas y demás. Ahora me falta Cata, que ya está en su primer año de universidad. Pero mis compañeras son muy divertidas y ellas también tienen sus propios líos de faldas.
Tenemos una amiga de clase que en los exámenes escribe, en vez del nombre del rey que toca, el del novio con el que está en ese momento. Ahora es uno que se llama Juan, y escribió en el último examen, que el rey Juan...a lo que nuestro profesor de historia le respondió, que quién es ese nuevo rey que él no conocía. Todos nos reímos bastante. Aunque sí tiene razón en una cosa, y es que nos tenemos que centrar más en nuestro último año, porque estamos desatados.
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Algo raro pasó
Teen FictionJulia emprende un camino espinoso de descubrimientos en los años 90; sus primeras experiencias en el amor, el sexo, los viajes con amigos, el acceso a las discotecas y al alcohol. De este modo, se da cuenta de que todo está por hacer, sumiéndose en...