Capítulo 11

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Le he dicho a Enrique que he cortado con Juan. Aún así van a venir al pueblo. No sé por qué nos complicamos tanto. No voy a tener vía libre con Ángel y encima pensará que todo esto no va en serio. Ahora veo el coche de Andrés todos los días aparcado enfrente. Se está adueñando de la mente de Juan. Se pasan el día juntos, como dos críos. Andrés le susurra maldades al oído. Sé que lo hace. Algunas noches, cuando saco a mi perro, Andrés aparece de la nada y me acompaña sin que yo le invite. Me habla de Juan, de lo bueno que es, de que todos cometemos errores. En alguna ocasión me lo quedo mirando, llena de incredulidad y a la vez fascinada porque se lo cree tanto y parece tan coherente con sus palabras que llego a dudar de si tiene razón.

Planeamos entre Maca, Enrique y yo lo que vamos a hacer y a llevar al pueblo. Las normas para estar en la casa. Ángel interviene en algunos momentos, pero no mucho, deja que, sobre todo, Enrique y yo, lo tengamos todo a punto. Esos días antes de ir al pueblo paso mucho rato en su parcela. Descaradamente me tumbo y apoyo la cabeza en Ángel, que en inglés me pregunta: «you are sure?», a lo que yo respondo que sí. Sino no estaría así con él. Esa semana apenas vemos a Juan, lo que me alegra, pero sus amigos rondan por la zona y se van dando cuenta del tonteo. Supongo que algo le van a comentar. Podría decidir no ir ese día.

El viernes nos dedicamos a comprar comida, bebida y chucherías. Todo un surtido. De mis amigas solo viene Maca. Cree que va a ser una buena oportunidad para estrechar la relación con Enrique. Aunque parece que nos vamos a aislar un poco. Si yo busco momentos con Ángel espero que ella haga lo mismo con Enrique y no se sienta sola y viceversa. En esa casa y en ese pueblo no hay mucho que hacer, aunque los libros están por todas partes y si la cosa se tuerce nos queda eso a cualquiera de las dos. Somos menores, no tenemos el carné de conducir ni manera de salir de allí si no es porque nos lleve alguien, por lo que espero que el día no sea malo.

Vamos en el coche de Enrique, con Ángel. Nos vamos riendo y lo pasamos bien. A los veinte kilómetros me entran los nervios y tengo que parar a hacer pis. Ángel se descojona, dice que son solo cuarenta kilómetros y que no se lo cree. Pero es que estoy muy intranquila. No me ha gustado nadie en serio desde Juan. Maca está parecido. Ella nunca ha tenido una relación, así que está peor que yo.

Algo raro pasóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora